Obreros dirigidos por Dios
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nuestras necesidades a fin de que haya medios en la tesorería para
levantar el estandarte de la verdad en nuevos territorios.
Buscad a Dios; creed en Aquel que tiene recursos infinitos. Si
obramos sabiamente, colocando nuestra capacidad en la obra, la
buena mano de Dios será sobre nosotros. Debemos hacer avanzar
la obra, sin esperar que haya fondos en la tesorería antes que la
emprendamos. No permita Dios que cuando su providencia nos
llama a entrar en los campos blancos para la siega, nuestros pasos
sean retardados por el clamor: “Nuestra tesorería está exhausta. No
tenemos medios para sostener a los obreros que ya están en el campo,
y es imposible ampliar nuestras operaciones”.
Agradecemos a Dios porque nuestras escuelas sabáticas han
contribuido bastante para hacer avanzar empresas preciosas. Los
niños y los jóvenes han dado sus centavos, que como riachuelos
han formado una corriente de beneficencia. Los niños deben ser
educados de tal manera que realicen actos abnegados, que el cielo se
regocijará de ver. Cuando el rocío de su tierna edad está sobre ellos,
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ha de enseñarse a los niños cómo servir a Crísto. Debe enseñárseles
la abnegación.
Los campos cercanos y lejanos pertenecen a Dios pues el mundo
es suyo. La propiedad terrenal de Dios ha sido usurpada, pero él
abrirá un camino de manera que la verdad sea presentada en los
rincones oscuros de la tierra. Si los hombres siguieran las indicacio-
nes del Espíritu Santo hallarían formas y medios por los cuales el
mensaje avanzaría y obtendría una gloriosa victoria.
Que las almas vean a Cristo
Los siervos de Dios que viven en obediencia a sus requerimien-
tos, que hablan la verdad con humildad, ejercerán una influencia
que contribuirá a la salvación de muchas almas. Pero no debemos
permitir que la gente dependa irremediablemente de nosotros. So-
mos humanos y finitos. Debemos encaminarlos a Cristo, diciendo:
“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Jesús
defiende la causa de sus colaboradores, pero en todo momento deben
sentir humilde dependencia del Capitán de su salvación, y por la
intercesión de Cristo nuestro Abogado muchas almas serán salvadas
para la vida eterna. El Señor ha hecho provisión para el descenso