Página 228 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
Requisitos esenciales para la obra de Dios
El Señor enumera en su Palabra los dones y las gracias que
deben poseer indispensablemente todos los que se relacionan con su
obra. No nos enseña a desdeñar el conocimiento o a despreciar la
educación, porque cuando está bajo el dominio del amor y el temor
de Dios, la cultura intelectual es una bendición. Sin embargo, no
se la presenta como el requisito más importante para el servicio
de Dios. Jesús pasó por alto a los sabios de su tiempo, hombres
educados y de elevada posición, porque eran tan orgullosos y se
sentían tan seguros de su pregonada superioridad, que no podían
simpatizar con la humanidad que sufría, y llegar a ser colaboradores
del Hombre de Nazaret. Debido a su fanatismo, no aceptaban que
Cristo les enseñara. El Señor Jesús quiere que los que se relacionen
con su obra la consideren sagrada; entonces podrán cooperar con
Dios. Serán canales expeditos por medio de los cuales podrá fluir su
gracia. Se pueden conceder los atributos del carácter de Cristo sólo
a los que desconfían de sí mismos. La más alta educación científica
no puede desarrollar por sí misma un carácter semejante al de Cristo.
Los frutos de la verdadera sabiduría proceden solamente de Cristo.
Todo obrero debe someter sus propias cualidades a la prueba de
la Palabra de Dios. ¿Tienen una correcta percepción de las cosas
de interés eterno los hombres que están manejando cosas sagradas?
¿Están dispuestos a someterse a la acción del Espíritu Santo? ¿O se
dejan manejar por sus propias tendencias heredadas y cultivadas?
Conviene que todos se examinen a sí mismos para ver si están en fe.
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Cargo y responsabilidad
Los que ocupan puestos de confianza en la obra de Dios deben
recordar siempre que estos cargos entrañan una gran responsabili-
dad. El adecuado desempeño de la obra solemne para este tiempo, y
la salvación de las almas que se relacionan de alguna manera con
nosotros, dependen en gran medida de nuestra propia condición espi-
ritual. Todos deben cultivar un agudo sentido de la responsabilidad,
pues su propio bienestar presente y su destino eterno dependerán
de la actitud que asuman. Si el yo está entretejido con su obra, será
semejante a la ofrenda de fuego extraño en lugar de la de fuego
sagrado. Tales obreros desagradan al Señor. Hermanos: Apartad