Página 227 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Métodos, principios y motivos correctos
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que se la entienda para que se reciba todo su precioso alimento: el
pan de vida, el maná del cielo. Que se recoja todo pedazo para que
nada se pierda. Al presentar la verdad mediante la predicación de la
Palabra, es importante que el oyente bien dispuesto no pierda nada.
El Señor Jesús, mediante el Espíritu Santo, está tratando de llegar a
la mente, y la convicción se produce en el corazón y la conciencia;
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pero el exceso de material tiene efectos perjudiciales, pues borra la
impresión hecha anteriormente. Hable poco, y despertará interés en
escuchar una y otra vez.
Aplíquese la verdad al corazón
Es particularmente cierto que los temas nuevos e impresionantes
no se deben presentar a la gente en discursos muy largos. Aplíquese
en todo discurso la verdad al corazón, para que todo el que oiga,
entienda; y para que los hombres, las mujeres y los jóvenes revivan
ante Dios. Trate de inducir a todos, desde el menor hasta el mayor, a
investigar la Palabra, porque el conocimiento de la gloria de Dios ha
de llenar toda la tierra como las aguas cubren el mar
Conozcamos a Dios
“Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis
alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una
fe igualmente preciosa que la nuestra: Gracia y paz os sean mul-
tiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús”.
Estas preciosas palabras se dirigen a los que han obtenido una fe
igualmente preciosa que la nuestra por la justicia de Dios y de nues-
tro Señor Jesucristo. Para comprender cuán grande es la promesa,
debemos saber por experiencia quién la respalda. “Así dijo Jehová:
No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el
valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el
que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy
[259]
Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque
estas cosas quiero, dice Jehová”.
[
Estudio adicional:
Testimonies for the Church 2:116-118, 616, 617, 672
;
Testimo-
nies for the Church 3:419
;
Testimonies for the Church 4:261
;
Testimonies for the Church
5:251, 252
;
Obreros Evangélicos, 140-142
.