Página 238 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concor-
dia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?”
Esto se aplica, en un sentido especial, a la unión matrimonial con
los incrédulos, pero abarca un campo más amplio que éste: se aplica
a los instrumentos establecidos por Dios, a nuestras instituciones de
salud, a nuestros colegios, a nuestras casas editoras.
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El asunto se nos presenta de la debida manera. Se formula la
pregunta: “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?
Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:
Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no
toquéis lo inmundo”. ¿Qué significa esto? Abarca las sugestiones,
las malas obras de los hijos de desobediencia. En ningún caso debéis
contaminaros con el espíritu o la influencia de los incrédulos. Temed
uniros o formar gavillas con ellos. Temed comunicar las obras rela-
cionadas con la causa de Dios a los que no tienen parte con él, o no
simpatizan con los que aman la verdad del Señor. “Y yo os recibiré,
y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas,
dice el Señor Todopoderoso”.
Elevo mi voz de amonestación contra la mezcla en nuestras
instituciones de elementos mundanos con creyentes; tenemos que
dar la voz de alarma. Si se ubica en nuestras instituciones a ciertas
personas en puestos de confianza, las elevamos inmediatamente a la
categoría de educadores. Se enseña a todos a solicitar instrucción
de esas personas, lo que constituye una trampa para los incautos,
que de esta manera confunden sus ideas con respecto a la justicia
y la verdad. Escuchan a esas personas que no tienen respeto por la
verdad, cuando manifiestan desprecio o hablan desdeñosamente de
ella, en circunstancias que debería considerársela firmemente como
verdad sagrada.
Cuando debieran hacerse planes para la jornada de labor del
viernes, teniendo en cuenta el sábado del Señor, Satanás obra por
medio de esos hijos de desobediencia, que prolongan el período
de servicio de manera que abarque también las horas sagradas, y
disponen que los que están a sus órdenes trabajen en sábado, con lo
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que ellos se regocijan y Satanás triunfa.
Cuando los hombres que ocupan los puestos de más alta res-
ponsabilidad no hacen diferencia entre los que sirven a Dios y los