Página 239 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Métodos, principios y motivos correctos
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que no lo sirven, ponen de manifiesto que su mayor interés no es la
gloria de Dios; por lo tanto, todo su ser está en tinieblas. Cuando
los hombres que tienen autoridad asimilan de tal manera el espíritu
de los mundanos que reciben como verdaderas las quejas de los
incrédulos, no saben qué espíritu los mueve. Cuando alientan ese
espíritu y las quejas contra los hijos de Dios, dan evidencia de que
están trabajando de parte del enemigo para desprestigiar y humillar
a los que ama el Señor, y fortalecen al mismo tiempo las manos de
los impíos que están haciendo una mala obra. Cuando permiten con
toda libertad que los acusadores de los hijos de Dios hagan planes
en lugar de ellos en contra de sus escogidos, no están consultando a
Cristo para hacer sus planes.
Tratad con justicia a los que yerran
Si un hijo del Señor yerra, entonces, si los hombres que tienen
autoridad poseen discernimiento espiritual, comprenderán que su
puesto no les permite traicionar cometidos sagrados, y no van a
entregar la causa de Dios en manos del enemigo. No guardarán
silencio precisamente ante los que debieran merecer su confianza,
para trabajar en silencio y secreto y revelar sus planes a los que no
simpatizan con el pueblo escogido de Dios. Si cualquier obrero de
nuestras instituciones de salud es objeto de murmuración y acusa-
ciones por parte de incrédulos o creyentes, cuélguense carteles por
todo el establecimiento con las siguientes instrucciones especiales
dadas por nuestro Maestro, Jesucristo: “No juzguéis, para que no
seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados,
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y con la medida con que medís, os será medido”.
Id a los que suponéis que están en error, hablad con ellos, no
obrando con duplicidad e hipocresía, tratándolos todos los días con
aparente cordialidad, mientras conspiráis contra ellos en perfecta
armonía con los instrumentos satánicos que están obrando para des-
arraigar, derribar y eliminar de la institución a los que los incrédulos
quieren eliminar, mientras no decís una sola palabra a los hermanos
en la fe para redimirlos y restaurarlos si están en el error. Y si no
lo están, para defender lo justo y reprender a quien corresponda:
a los que conspiran, pues Satanás está actuando entre bastidores.
El Señor Jesús reprendió a los fariseos, asemejándolos a sepulcros