Página 253 - Testimonios para los Ministros (1979)

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A los hermanos que ocupan puestos de responsabilidad
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hechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar
vuestras buenas obras”.
El mal de servirse a sí mismo
¿Cómo consideran los hombres la obra del Señor cuando se sien-
ten con libertad para ser desobedientes, desagradecidos, carentes de
santidad, condenadores, rudos, amantes de servirse a sí mismos antes
que al Señor? Los que han recibido cometidos sagrados están forjan-
do su propio destino mediante el espíritu y el carácter que revelan.
¿Y piensan ellos alguna vez cómo serán evaluadas sus obras en el
juicio? Si la importante verdad para este tiempo fuera un principio
arraigado en el alma de los que ministran en la obra del Señor, ¡cuán
fervientemente lucharían para obtener la perfección de carácter, para
poder rodear a las almas de las personas que se relacionan con ellos
de una atmósfera vitalizadora y santa que reviviera los corazones de
los humildes y contritos!
Es ley de Dios que quien cree la verdad tal como es en Jesús
la dará a conocer. Las ideas y convicciones que alberga la mente
tratarán de expresarse. Todo aquel que da pábulo a la incredulidad y
la crítica, todo el que se sienta capaz de juzgar la obra del Espíritu
Santo, difundirá el espíritu que lo anima. Forma parte de la natura-
leza de la incredulidad, la infidelidad y la resistencia a la gracia de
Dios, el hacerse sentir y oír. La mente dominada por esos elementos
siempre estará luchando para abrirse paso y lograr adherentes. Todos
los que anden junto a un apóstata serán imbuidos de su espíritu de
compartir con otros sus pensamientos, el resultado de sus propias
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averiguaciones y los sentimientos que los impulsan; porque no es
fácil reprimir los motivos que nos inducen a la acción.
Algunos, a quienes se cree consagrados a Dios de corazón y
alma, están obrando en contra de él y su obra. Otros han puesto su
confianza en ellos; pero el engaño los cubre como un manto. Sus
mentes son impulsadas por una energía incansable, irreprimible;
están ávidos de dar a conocer sus sentimientos. Así se siembran por
todas partes ciertas semillas. Mediante un sentimiento parcialmente
expresado, arrojan duda sobre la verdad, y fomentan la incredulidad.
Estos son los que no están de acuerdo con los testimonios, porque
ciertos hombres que ocupan altos puestos de confianza han expresa-