Página 272 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
tratando de prevalecer sobre ellos induciéndolos a depender de sus
semejantes finitos y descarriados.
[314]
Los extremos y sus peligros
Pero cuando se da una reprensión acerca de este asunto, el enemi-
go toma el consejo dado y lo presenta en forma tan pervertida que
los que desean seguir su propio juicio se sienten libres de trazar
planes y proyectos relativos a importantes medidas, sin solicitar
el consejo de sus hermanos. De esa manera otro error pugna por
obtener reconocimiento. Los hombres se van a un extremo, y si se
los corrige, se van al otro opuesto.
Ustedes están en peligro de cometer errores si actúan según su
propia supuesta sabiduría. Necesitan consejo. No disponen de la
eficiencia necesaria para realizar toda clase de trabajos, y no deben
comenzar obra en lugares importantes si existe el peligro de que
coloquen un fundamento que no puedan terminar. Dios debe darnos
su luz en forma definida, y el deber tiene que ser claro e inconfudible
antes que uno o dos hombres entren en campos nuevos e importantes.
Necesitan consultar con sus hermanos porque hay peligro de que se
apresuren a trazar planes e idear métodos.
Se han dicho con respecto a los hermanos algunas palabras que
nunca debieran haberse pronunciado. Se les han comunicado los
conceptos equivocados que existían en otras mentes, de manera que
las mentes de ustedes han entrado en una corriente de pensamiento
especulativo que no es segura ni correcta. Vigilen sus pensamientos.
Guarden celosamente los impulsos de la mente y el corazón. Se han
pronunciado palabras que los han inducido a poner más confianza
que la conveniente en sus propios métodos y planes. Surgen de los
labios de ustedes palabras que Dios no ha ordenado ni sancionado.
Presten atención a esto, no sea que cuando llegue el tiempo en que
puedan manifestar amistad y desempeñar el papel de un amigo,
mediante un consejo sano, no estén preparados para darlo.
[315]
La importancia de consultar con otros
No deben independizarse de todo consejo. Es deber de ustedes
consultar con sus hermanos. Esto puede afectar el orgullo, pero la
mente humilde, enseñada por el Espíritu Santo, escuchará el consejo