Página 274 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
que Dios me ha dado, afirmo que sobre los colportores descansa
una gran responsabilidad. Debieran ir a su trabajo preparados para
explicar las Escrituras y nada debe decirse o hacerse para atarles
las manos. Si ponen su confianza en el Señor mientras viajan de un
lugar a otro, los ángeles de Dios los rodearán, dándoles palabras que
proporcionen luz, esperanza y valor a muchas almas. Si no fuera por
la obra del colportor, muchos nunca oirían la verdad.
El colportor debiera llevar consigo libros chicos y folletos para
los que no pueden comprar libros grandes. De esa manera la verdad
puede penetrar en muchos hogares.
De todos los dones que Dios ha dado al hombre, ninguno es
una bendición más noble o más grande que el don del habla, si
está santificado por el Espíritu Santo. Con la lengua convencemos y
persuadimos; con ella ofrecemos oración y alabanza a Dios y con
ella transmitimos ricos pensamientos acerca del amor del Redentor.
Por medio de su obra el colportor puede esparcir la simiente de la
verdad, de manera que la luz de la Palabra de Dios llegue a brillar
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en muchas mentes.
No desmerece al ministro evangélico
Espero sinceramente que nadie reciba la impresión de que un
ministro del Evangelio se rebaja al colportar. Escuche el testimonio
del apóstol Pablo: “Vosotros sabéis cómo me he comportado entre
vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia,
sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y
pruebas que me han venido de los judíos; y cómo nada que fuese
útil he rehuído de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las
casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento
para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”. El elocuente
Pablo, a quien Dios se manifestó de una manera maravillosa, iba de
casa en casa, con toda humildad de espíritu y con muchas lágrimas
y tentaciones.
Un ministerio sumamente precioso
Se me ha mostrado que puede realizarse un ministerio suma-
mente precioso por medio del colportaje, especialmente si lo hacen
los pastores. Al hacer esa obra, obtendrán una experiencia variada,