Página 275 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Medios y métodos
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y estarán haciendo la misma tarea que cumplió el apóstol Pablo.
Copio un extracto de una exhortación hecha a nuestros hermanos
con respecto a colportar con revistas y libros: “La obra de colportaje
es un importante campo de labor; y el colportor inteligente, temeroso
de Dios y que ama la verdad, ocupa un puesto igual al del pastor
evangélico. ¿Debe entonces el colportor sentirse en libertad, lo que
también vale para el pastor ordenado, para actuar por motivos egoís-
tas? ¿Debiera ser infiel a todos los principios de la obra misionera,
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y vender solamente aquellos libros que son los más baratos o los
más fáciles de manejar, dejando de colocar ante la gente los libros
que darán más luz, porque al hacerlo puede ganar más dinero para
sí? La obra de colportaje es una obra misionera, y el campo debe
ser trabajado desde un punto de vista misionero. Los principios
egoístas, el amor a la dignidad y la posición, no deben ser ni siquiera
mencionados entre nosotros. El pensamiento de tratar de llegar a ser
el mayor nunca debe afluir a nuestra mente”
Tampoco es el objetivo de la predicación el divertir. Algunos
ministros han adoptado un estilo de predicación que no tiene la
mejor influencia. Ha llegado a ser un hábito para ellos entretejer
anécdotas en sus discursos. La impresión así hecha sobre los oyentes
no es un sabor de vida para vida. Los ministros no deben colocar
historias divertidas en su predicación. La gente necesita alimento
puro, cuidadosamente desprovisto de tamo. “Predica la palabra”,
fue el encargo que Pablo dio a Timoteo, y ésta es también nuestra
comisión. El ministro que mezcla el relato de historias en sus dis-
cursos está usando fuego extraño. Dios resulta ofendido, y la causa
de la verdad es deshonrada, cuando sus representantes descienden al
uso de palabras baratas y frívolas.—
The Review and Herald, 22 de
diciembre de 1904
.
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[
Estudio adicional:
Obreros Evangélicos, 14, 16, 19, 29-40, 262-291
.
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