Página 278 - Testimonios para los Ministros (1979)

Basic HTML Version

274
Testimonios para los Ministros
El procedimiento de que todo el dinero debe pasar por Battle
Creek y bajo el control de unos pocos hombres que están en ese
lugar, es una forma equivocada de administración. Hay demasiadas
responsabilidades pesadas dadas a unos pocos hombres, y algunos
no hacen de Dios su consejero. ¿Qué saben estos hombres de las
necesidades de la obra en los países extranjeros? ¿Cómo pueden
ellos saber cómo decidir los asuntos que les son sometidos en procura
de información? Les requeriría tres meses a los que están en países
extranjeros recibir una respuesta a sus preguntas, aun cuando no
hubiera demora en la correspondencia.
En todo país debe señalarse a un hombre para que maneje los
intereses generales de la causa. No necesita ser un predicador, y no
debe ser tampoco un diplomático. Debe ser abnegado, un hombre
que ama, que honra y que teme a su Dios. Todo su tiempo debe
estar dedicado a la obra. Debe trazar los planes en forma abnegada
y con el temor de Dios. Sea él el agente general para ese país y esté
relacionado con una junta compuesta por los mejores hombres, a fin
de que ellos puedan tomar consejo juntos y atender la obra dentro
de sus fronteras. Debe designarse a administradores que hagan lo
[322]
mismo en los diferentes estados de Norteamérica.
El cuidado en la selección
Los hombres que actúen como presidentes de las asociaciones de
los estados deben ser seleccionados cuidadosamente. Desempeñen
luego estos hombres las responsabilidades de la asociación de la
manera más cabal, ferviente y piadosa. Si no están calificados para
actuar en forma cuidadosa y con éxito, no los conservéis en su
puesto.
Un cúmulo de asuntos se presenta ante la Asociación General;
todas las dificultades se llevan a Battle Creek. Esto priva en gran
medida a los presidentes de las asociaciones de su sentido de la
responsabilidad. Muchos no están creciendo en capacidad y en jui-
cio. Dan pasos equivocados, cuando debieran haber avanzado lo
suficiente en su experiencia como para ser capaces de tomar deter-
minaciones correctas habiendo buscado el consejo de Dios. Como
presidentes de sus respectivas asociaciones, deben darse cuenta de
que han de ser fieles en sus puestos de confianza. Estas asociaciones