Página 279 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Administradores de asociaciones
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han de ser para ellos una escuela en la cual han de revelar capacidad
para administrar. Han de aprender y aprender; educar y educar. Han
de hacer una obra firme, semejante a la de Cristo, bien unida, de
manera que no se desintegre.
Imparciales y abnegados
El que sea elegido presidente de la Asociación General debe,
en el temor de Dios, permanecer en su puesto y ocupar su lugar sin
parcialismo y sin intereses egoístas. Debe ser un mayordomo fiel.
Debe ser el sacerdote de su propia casa y debe dirigirla sabiamente.
Debe poner de manifiesto que comprende la obra de gobernar su
propia familia con sabiduría y en el temor de Dios. Si esto se des-
cuida, pondrá sus propios defectos en su obra. Si algún hombre da
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evidencia de que el amor y el temor de Dios no ocupan el centro
de su ser, de manera que la verdad no gobierna su vida práctica, en
tanto que las cosas mundanas ocupan un lugar preponderante, no
está capacitado ni aun para ser anciano de una iglesia.
Se busca consejo de los que están en Battle Creek con respecto
a asuntos que los dirigentes locales podrían resolver con la misma
eficacia si buscaran al Señor, asuntos que debieran haber sido re-
sueltos dentro de sus propias fronteras. El Señor declara que está
cerca de todos los que claman a él con corazón sincero. Dijo Jesús:
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. Esta
promesa es hecha doble y triplemente segura. No hay fracaso para
Dios. Hoy en día hay presidentes de asociaciones menos eficientes,
fuertes y capaces de lo que debieran ser, porque colocan al hombre
donde debiera estar Dios y reciben sólo aquello que el hombre puede
darles.
Buscad el consejo de Dios
Presidentes de asociaciones, seréis sabios si decidís ir a Dios.
Creed en él. El oirá vuestras oraciones, y vendrá en vuestra ayuda
en mucho menos tiempo del que los medios públicos de locomoción
emplearían para transportar a uno, dos, tres o cuatro hombres desde
una gran distancia, a gran costo, para decidir cuestiones que el Dios
de sabiduría puede resolver mucho mejor para vosotros. El ha pro-
metido: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios,