Página 299 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Capítulo 14—Exhortaciones a la verdad y la lealtad
“Todos vosotros sois hermanos”
8 de marzo de 1895
Debo hablar a mis hermanos de cerca y de lejos. No puedo guar-
dar silencio. No están actuando de acuerdo con principios correctos.
Los que ocupan puestos de responsabilidad no deben creer que su
posición de importancia los hace infalibles.
Todas las obras de los hombres están bajo la jurisdicción del
Señor. Los hombres estarán completamente seguros si toman en
cuenta que hay conocimiento en el Altísimo. Los que confían en
Dios y en su sabiduría, y no en sí mismos, andan por sendas seguras.
Nunca sentirán que están autorizados a poner bozal al buey que
trilla; y cuán ofensivo es que los hombres gobiernen al instrumento
humano que trabaja en sociedad con Dios, y a quien el Señor Jesús
ha invitado: “Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados,
y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para
vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. “Porque
nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de
Dios, edificio de Dios”.
El Señor no ha puesto a ninguno de sus instrumentos humanos
bajo el dictado y el control de aquellos que son ellos mismos mor-
tales sujetos a error. No ha colocado sobre los hombres el poder
de decir: Usted hará esto, y usted no hará aquello. Pero en Battle
Creek se ejerce un poder que Dios no ha dado, y él juzgará a los
que se arrogan esta autoridad. Ellos tienen algo del mismo espíritu
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que indujo a Uza a poner su mano sobre el arca para sostenerla,
como si Dios no fuera capaz de cuidar de sus símbolos sagrados.
Debe ejercerse mucho menos del poder y de la autoridad del hombre
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Special Testimonies to Ministers
and Workers,
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