Página 309 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Exhortaciones a la verdad y la lealtad
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“No tendrás dioses ajenos delante de mí”
Granville, Australia,
septiembre de 1895
No encuentro descanso de espíritu. Una escena tras otra es pre-
sentada en símbolos delante de mí, y no hallo descanso hasta que
comienzo a escribir el asunto. En el centro de la obra las cosas están
modeladas de tal suerte que toda otra institución sigue la misma
conducta. Y la Asociación General misma está corrompiéndose con
equivocados sentimientos y principios. [
veasé el Apéndice.
] En la
elaboración de planes se manifiestan los mismos principios que han
gobernado las cosas en Battle Creek durante un buen tiempo.
Se me ha mostrado que la nación judía no llegó repentinamen-
te a su condición de pensamiento y conducta. De generación en
generación estaban actuando sobre la base de teorías falsas, aplican-
do principios opuestos a la verdad, y combinando con su religión
pensamientos y planes que eran producto de mentes humanas. Se
consideraba que los planes humanos eran supremos.
El fuego sagrado representa los santos principios que Dios ha
dado, pero se ha usado fuego común en lugar del sagrado. Se han
introducido de una manera sutil planes contrarios a la verdad y a la
justicia con el pretexto de que eso debía hacerse, y había que hacerlo
“porque es para” el avance de la causa de Dios”. Pero son planes
humanos que llevan a la opresión, a la injusticia y a la maldad. La
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causa de Dios está libre de toda mancha de injusticia. No puede
obtener ninguna ventaja despojando a los miembros de la familia
de Dios de su individualidad o sus derechos. Dios aborrece todas
esas modalidades. El no inspira procedimientos como los que han
aprobado vuestros concilios con respecto a la publicación de libros.
El Señor no acepta tales manejos; la prosperidad no acompañará
estas determinaciones. Los hombres relacionados con la obra de
Dios han estado obrando injustamente, y es tiempo de poner fin a
este asunto. Traten los hombres con los hombres de acuerdo con los
principios de los Diez Mandamientos, y no ignoren estos principios
en las transacciones comerciales. Se han aceptado falsas propuestas
como si fueran verdaderas y justas, y entonces todo se maneja para