Página 312 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
La bondad, la misericordia y el amor de Dios, fueron proclama-
dos por Cristo a Moisés. Este era el carácter de Dios. Cuando los
hombres que profesan servir a Dios ignoran el carácter paternal del
Señor y se apartan del honor y la justicia al tratar con sus semejantes,
Satanás se alegra, porque él les inspiró sus atributos. Están en las
mismas huellas del romanismo.
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En las huellas del romanismo
Aquellos a quienes se pide que revelen los atributos del carácter
del Padre, se salen de la plataforma bíblica y con su propio juicio
humano inventan reglas y resoluciones para forzar la voluntad de
otros. Los proyectos para forzar a los hombres a seguir las prescrip-
ciones de otros hombres están instituyendo un orden de cosas que
pasa por alto la simpatía y la tierna compasión y ciega los ojos a la
misericordia, la justitia y el amor de Dios. La influencia moral y la
responsabilidad personal son pisoteadas.
La justicia de Cristo por la fe ha sido ignorada por algunos por-
que es contraria a su espíritu y a toda la experiencia de su vida.
Mandar, regir ha sido su procedimiento. Satanás ha tenido la oportu-
nidad de manifestarse. Cuando alguien que profesa ser representante
de Cristo persiste en tratar duramente a los hombres colocándolos en
lugares difíciles, quienes resultan así oprimidos, o bien quebrantarán
toda cadena de opresión, o serán inducidos a considerar a Dios como
un señor duro. Albergan sentimientos duros contra Dios, y el alma
es enajenada de él tal como Satanás planeó que ocurriera.
Esta dureza de corazón de parte de hombres que pretenden creer
la verdad, es achacada por Satanás a la influencia de la verdad misma,
y así los hombres llegan a disgustarse con la verdad y se apartan de
ella. Por esta razón no debe tener un cargo de responsabilidad en
nuestras instituciones ningún hombre que piense que no importa si
él tiene un corazón de carne o un corazón de acero.
Los hombres creen que están manifestando la justicia de Dios,
pero no revelan su ternura y el gran amor con el cual nos ha amado.
Su invención humana, que se origina en los artificios de Satanás,
aparece suficientemente justa a los ojos cegados de los hombres
porque es inherente a su naturaleza. Una mentira, creída y practicada,
llega a ser verdad para ellos. Así se realiza el propósito que tienen
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