Exhortaciones a la verdad y la lealtad
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los agentes satánicos, es a saber, que los hombres lleguen a esas
conclusiones por obra de los inventos de sus propias mentes.
¿Pero cómo caen los hombres en tal error? Comenzando con
falsas premisas, y luego tratando de que todas las cosas prueben que
el error es verdad. En algunos casos los primeros principios tienen
una porción de verdad entretejida con el error, pero eso no induce a
ninguna acción justa, y ésta es la razón por la cual los hombres son
mal encaminados. A fin de reinar y convertirse en un poder, emplean
métodos de Satanás para justificar sus propios principios. Se exaltan
a sí mismos como hombres de juicio superior, y se han presentado
como representantes de Dios. Son falsos dioses.
¿Bajo cuál estandarte?
24 de septiembre
Todo lo que hay en nuestro mundo se halla en agitación. Los
acontecimientos futuros arrojan sus sombras con anticipación. Las
señales de los tiempos son ciertamente ominosas. No hay seguridad
en nada que sea humano o terreno. Los vientos son retenidos por
los cuatro ángeles; Dios nos ha dado generosamente un momento de
respiro. Toda facultad que nos sea confiada por Dios, ora sea física,
mental o moral, debe ser atesorada como algo sagrado para hacer
la obra que se nos ha asignado en favor de nuestros semejantes que
perecen en su ignorancia. La amonestación es a seguir adelante a
todas partes del mundo. No debe haber demora.
Rápidamente los hombres se están alistando bajo la bandera que
han escogido, esperando y observando impacientes los movimientos
de sus dirigentes. Hay personas que están vigilando, aguardando y
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trabajando para la aparición de nuestro Señor; mientras que el otro
bando sigue con rapidez la corriente bajo el generalato del primer
apóstata. Ellos buscan a un Dios en la humanidad, y Satanás perso-
nifica a aquel a quien buscan. Multitudes serán tan engañadas por su
rechazo de la verdad, que aceptarán la falsificación. La humanidad
es aclamada como Dios.
Alguien vino desde los atrios celestiales para representar a Dios
en forma humana. El Hijo de Dios fue hecho hombre, y vivió entre
nosotros. “En él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres.
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron