Página 314 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
contra ella [no la comprendieron, Val. ant.]... Aquella luz verdadera,
que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba,
y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo
vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron...
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
Hay solamente dos bandos. Satanás obra con su poder avieso y
engañoso, y valiéndose de poderosos engaños entrampa a todos los
que no permanecen en la verdad, que han apartado sus oídos de la
verdad y se han vuelto a las fábulas. Satanás mismo no permaneció
en la verdad; él es el misterio de iniquidad. Por medio de su sutileza
da a sus errores destructores del alma la apariencia de verdad. En
eso consiste el poder de sus errores para engañar. Es debido a que
son falsificaciones de la verdad por lo que el espiritismo, la teosofía
y los engaños similares obtienen tal poder sobre la mente de los
hombres. Esta es la obra maestra de Satanás. Pretende ser el salva-
dor del hombre, el benefactor de la raza humana, y así seduce más
rápidamente a sus víctimas llevándolas a la destrucción.
La Palabra de Dios nos advierte que la vigilancia incesante es
el precio de la seguridad. Sólo por el sendero derecho de la verdad
y la justicia podemos escapar al poder del tentador. Pero el mundo
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es entrampado. La habilidad satánica se ejerce ideando planes y
métodos sin cuenta para realizar sus propósitos. La simulación ha
llegado a ser un bello arte para él, y actúa a la semejanza de un ángel
de luz. Sólo el ojo de Dios discierne sus planes para contaminar el
mundo con principios falsos y ruinosos que externamente llevan la
apariencia de la bondad genuina. Trabaja para restringir la libertad
religiosa y para introducir en el mundo religioso una especie de es-
clavitud. [
veasé el Apéndice.
] Las organizaciones y las instituciones,
a menos que sean guardadas por el poder de Dios, trabajarán bajo
el dictado de Satanás para colocar a los hombres bajo el gobierno
de los hombres; el fraude y el engaño tendrán la semejanza del celo
por la verdad y por el progreso del reino de Dios. Cualquier cosa
que en nuestras prácticas no sea tan claro como el día, pertenece a
los métodos del príncipe del mal. Sus métodos son practicados aun
entre los adventistas del séptimo día que pretenden conocer más a
fondo la verdad.
Si los hombres resisten las amonestaciones que el Señor les
envía, llegan incluso a encabezar el mal proceder; tales hombres se