Página 33 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Capítulo 1—La iglesia de Cristo
El objeto de su suprema consideració
[Hemos procurado que las páginas de la presente edición
correspondan con las de la edición en inglés. Por eso, las páginas
anteriores han sido numeradas de I a XXXVII.]
Melbourne, Australia,
23 de diciembre de 1892
Queridos hermanos de la Asociación General,
Testifico ante mis hermanos y hermanas que la iglesia de Cristo,
por debilitada y defectuosa que sea, es el único objeto en la tierra al
cual él concede su suprema consideración. Mientras el Señor extien-
de a todo el mundo su invitación de venir a él y ser salvo, comisiona
a sus ángeles a prestar ayuda divina a toda alma que acude a él con
arrepentimiento y contrición, y él se manifiesta personalmente a
través de su Espíritu Santo en medio de su iglesia. “JAH, si mirares
a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay
perdón, para que seas reverenciado. Esperé yo a Jehová, esperó mi
alma; en su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová más que
los centinelas a la mañana... Espere Israel a Jehová, porque en Jeho-
vá hay misericordia, y abundante redención con él; y él redimirá a
Israel de todos sus pecados”.
Ministros y toda la iglesia, sea éste nuestro lenguaje, un lenguaje
que salga de corazones que respondan a la gran bondad y al amor de
Dios hacia nosotros como pueblo y como individuos: “Espera, oh
Israel, en Jehová, desde ahora y para siempre”. “Los que estáis en
la casa de Jehová, en los atrios de la casa de nuestro Dios. Alabad
a JAH, porque él es bueno; cantad salmos a su nombre, porque
él es benigno. Porque JAH ha escogido a Jacob para sí, a Israel
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por posesión suya. Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor
General Conference Bulletin, 1893, 408, 409
;
Christian Experience and Teachings
of Ellen G. White, 206-209
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