Página 343 - Testimonios para los Ministros (1979)

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A los obreros de Dios
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dos. Esto ha sido un error. Dios quiere que sus siervos comuniquen,
y no que estén siempre aprendiendo y nunca sean capaces de llegar
al conocimiento de la verdad.
La obra del Espíritu Santo
El gran objeto del advenimiento del Espíritu Santo es especifica-
do en forma clara por Cristo. “Cuando él venga—dijo—, convencerá
al mundo de pecado, de justicia, y de juicio”. Esta luz ha sido man-
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tenida ante nuestros hermanos durante años. El poder del Espíritu
Santo se ha manifestado mayormente en Battle Creek, el gran cora-
zón de la obra, para ser comunicado a los que están en los caminos
y en los vallados, a fin de que la masa de seres humanos que está
bajo el hechizo satánico del pecado y la muerte fuera reformada y
renovada por el poder del Espíritu. Pero cuando la luz ha venido a
los que estaban en el centro de la obra, ellos no han sabido cómo
tratarla. Los testimonios que Dios ha dado a su pueblo están en
armonía con su Palabra.
Cuando Cristo pronunció estas palabras se hallaba en la sombra
de la vergonzosa cruz, el símbolo de la culpa que hizo necesario el
sacrificio de Cristo a fin de salvar al mundo de la ruina completa.
Cristo miró hacia adelante al tiempo cuando el Espíritu Santo, como
representante suyo, vendría a hacer una obra admirable en sus mé-
ritos y por medio de ellos; y consideró un privilegio consolar a sus
discípulos...
Los que no tienen una conexión viva con Dios no aprecian la
revelación del Espíritu Santo y no distinguen entre lo sagrado y
lo común. No obedecen la voz de Dios, porque a semejanza de la
nación judía, no conocen el tiempo de su visitación. No hay ayuda
posible para el hombre, la mujer o el niño que no oiga y obedezca la
voz del deber, porque la voz del deber es la voz de Dios. Los ojos,
los oídos y el corazón no podrán ser impresionados si los hombres
y las mujeres se niegan a escuchar el consejo divino y escogen el
camino que es más agradable para ellos.
¡Oh, cuánto mejor sería si todos los que hacen esto estuvieran
relacionados con alguna otra clase de trabajo que el de las institu-
ciones sagradas señaladas por Dios como sus grandes centros! Se
supone que tales personas están bajo la dirección del Espíritu Santo;
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