Página 357 - Testimonios para los Ministros (1979)

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A los obreros de Dios
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acuerdo con su supuesto buen juicio sin la sabiduría celestial, hasta
que este texto (
Isaías 28:13
) se cumpla. No habéis de decir: Seguiré
la dirección del Señor hasta un cierto punto que esté de acuerdo con
mi juicio, aferrándoos entonces a vuestras propias ideas, negándoos
a ser modelados a la semejanza del Señor. Hágase la pregunta: ¿Es
ésta la voluntad del Señor? y no, ¿es ésta la opinión o el juicio de
-----?
La norma del señor
Todas las cosas deben ser vistas a la luz del ejemplo de Cristo.
El es la verdad. El es la luz verdadera que alumbra a todo hombre
que viene a este mundo. Escuchad sus palabras, imitad su ejemplo
de abnegación y sacrificio y mirad a los méritos de Cristo para que
se os conceda la gloria de carácter que él posee. Los que siguen a
Cristo no viven para agradarse a sí mismos. Las normas humanas
son como débiles cañas. La norma del Señor es la perfección de
carácter.
[420]
“Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, como
en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña
obra, y para hacer su operación, su extraña operación. Ahora, pues,
no os burléis, porque no se aprieten más vuestras ataduras; porque
destrucción ya determinada sobre toda la tierra he oído del Señor,
Jehová de los ejércitos”. Leed
Deuteronomio 7:6
. Leed todo el capí-
tulo; también los
capítulos 1 y 8
. Estos me fueron presentados como
palabras del Señor. Estas cosas son escritas para nuestra admonición,
en quienes los fines de los siglos han parado.
En relación con nuestras instituciones debemos tener solamente
a personas que escuchen la palabra del Señor y aprecien y obedezcan
su voz. Cuando un hombre pide y exige que su punto de vista y su
juicio sean supremos en cualquiera de nuestras instituciones, no
podéis tener mayor evidencia de que ese hombre no se conoce a
sí mismo y que no está calificado para dirigir. Cometerá errores y
dañará en lugar de restaurar. No sabe qué responsabilidades implican
su relación con Dios o con sus semejantes.
“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no
debéis vosotros andar!” Los que andan humildemente con Dios no
estarán luchando para obtener mayores responsabilidades, sino que