Página 358 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
considerarán que tienen una obra especial que hacer, y serán fieles
a su deber. En nuestras instituciones puede hacerse un gran bien
enseñando por precepto y por ejemplo la economía en todas las
cosas. Si usted, hermano mío, hubiera aprendido en la escuela de
Cristo a ser manso y humilde de corazón, siempre estaría en terreno
ventajoso. Usted no tiene un carácter ecuánime y equilibrado. No
puede con seguridad poner su confianza en su propio juicio en todas
las cosas. La forma de actuar del hombre consiste en idear y planear;
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Dios establece un principio. El hombre lucha para suavizar el deber
y para acomodarlo a su propio carácter natural; pero la vida es un
campo de batalla; la vida es una carrera que él debe correr si quiere
salir victorioso...
Las excusas no tienen valor
La pregunta que debemos considerar es ésta: ¿Tenemos los atri-
butos de Cristo? Las excusas no tienen valor. Todas las circunstan-
cias, todos los apetitos y pasiones, han de ser siervos del hombre que
teme a Dios, y no sus amos. El cristiano no ha de ser esclavizado
por ningún hábito o tendencia heredada o cultivada. Debe dominar
las pasiones animales y no ser esclavizado por el hábito.
No debemos ser siervos de las circunstancias sino dominarlas por
un principio que actúe interiormente, aprendido del mayor Maestro
que el mundo conoció. La solemne actitud que asumimos hoy hacia
el mundo, los deberes y responsabilidades solemnes que el Señor
nos ha dado, no deben ser postergados hasta que estén de acuerdo
con nuestra voluntad o nuestras circunstancias. El principio de la
abnegación y el sacrificio, revelado en el ejemplo de Cristo, de Juan
el Bautista, de Daniel y los tres jóvenes hebreos, ha de pasar como
una reja de arado a través de los hábitos heredados y cultivados en
todas las circunstancias y ambientes.
Os pregunto: ¿Está el reino de Dios dentro de vosotros? El
pueblo de Dios ha de componerse de hombres que estén siempre
listos, siempre a las órdenes de Jesucristo. Ya ha llegado el tiempo
en que en un momento podremos estar pisando tierra firme y en
el siguiente la tierra estará moviéndose debajo de nuestros pies.
Ocurrirán terremotos donde menos se los espera.