Página 360 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
Nuestra vida y todas nuestras facultades le pertenecen a él. El cuida
de nosotros en todo momento; él mantiene la maquinaria viva en
acción; si se nos dejara para que nosotros la accionáramos durante un
solo instante, moriríamos. Dependemos de Dios en forma absoluta.
Captamos una gran lección cuando comprendemos nuestra rela-
ción con Dios, y su relación con nosotros. Las palabras: “No sois
vuestros” “porque habéis sido comprados por precio” deben grabarse
en nuestra memoria para que siempre reconozcamos el derecho que
Dios tiene a nuestros talentos, nuestra propiedad, nuestra influencia,
nuestro yo individual. Hemos de aprender cómo tratar este don de
Dios en mente, alma y cuerpo para que, como posesión comprada
por Cristo, le rindamos un servicio sano y fragante.
Sembrando junto a todas las aguas
Debemos sembrar junto a todas las aguas manteniendo nuestras
almas en el amor de Dios, trabajando mientras es de día y utilizando
los medios que el Señor nos ha dado para realizar cualquier deber
que nos venga a la mano. Cualquier cosa que nuestras manos ha-
llen que hacer, hemos de hacerla con alegría; cualquier sacrificio
que seamos llamados a realizar, hemos de hacerlo alegremente. Al
sembrar junto a todas las aguas, nos daremos cuenta de que “el que
siembra generosamente, generosamente también segará”.
“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni
por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es
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Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que,
teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para
toda buena obra”. No retrocedáis después que el Espíritu Santo ha
sugerido a vuestra mente cuál es vuestro deber. Poned en práctica la
decisión, porque ha sido puesta por el Señor. “Y si retrocediere, no
agradará a mi alma”.
Significa mucho sembrar junto a todas las aguas; significa impar-
tir constantemente dones y ofrendas. Dios proporcionará facilidades
de manera que el mayordomo fiel de los medios que él confió sea
provisto con lo suficiente en todas las cosas y pueda abundar para
toda buena obra.