Página 363 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Elevad la norma
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Tan pronto como son sometidos a tentación, revelan sus defectos
morales: no son participantes de la naturaleza divina, ni han huido
de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia,
sino que son terrenos, sensuales, diabólicos. Satanás encuentra algo
en ellos que puede transformar en abierta iniquidad, y aprovecha
su oportunidad. El resultado es que los que pretenden ser pastores
del rebaño son carnales y conducen las ovejas puestas a su cuidado,
cuya pureza, modestia y virtud deberían guardar estrictamente, a
la licencia y la lascivia. Los ángeles del cielo miran esto con ver-
güenza, dolor y disgusto. ¿Cómo pueden los ángeles puros del cielo
ministrar a esta clase de personas? ¿Cómo pueden llevar la luz del
cielo a las asambleas donde tales ministros defienden la ley de Dios,
pero la quebrantan cada vez que se presenta una oportunidad favo-
rable, viviendo una mentira, llevando una vida doble, obrando en
secreto, alimentando sus pensamientos corrompidos e inflamando
sus pasiones, y luego aprovechándose de mujeres u hombres que
son tentados, como ellos mismos, a quebrantar todas las barreras, a
envilecer sus cuerpos y manchar sus almas? ¿Cómo pueden hacer
esto si es que conservan algo de temor de Dios ante su vista, si es
que les queda algo de amor a Dios en sus almas? ¿De qué valor es
su fe en la verdad?
Limpiad el campamento de esta corrupción moral, aunque haya
que sacar a los hombres más encumbrados, que ocupan las más altas
posiciones. Con Dios no se juega. La fornicación está en nuestras
filas: [
veasé el Apéndice.
] yo lo sé porque me fue mostrado que está
fortaleciendo y extendiendo su contaminación. Hay muchas cosas
[428]
que nunca sabremos; pero lo que ha sido revelado responsabiliza
y culpa a la iglesia a menos que haga un decidido esfuerzo para
erradicar el mal. Limpiad el campamento, porque hay anatema en él.
Las palabras de Dios a Josué son las siguientes: “Ni estaré más
con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros.
Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana: porque
Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel;
no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta tanto que hayáis quitado
el anatema de en medio de vosotros”. Estas cosas están escritas para
beneficio de nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.