Página 364 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
Falsos pastores
No tengo verdadero fundamento para albergar esperanza con
respecto a los que han actuado como pastores del rebaño, y durante
años fueron tratados con paciencia por el Dios misericordioso, que
los guió mediante reprensiones, advertencias y ruegos, pero que han
escondido sus malos caminos y han continuado en ellos, desafiando
de esta manera las leyes del Dios del cielo al practicar la fornicación.
Podemos dejar que se ocupen de su propia salvación con temor y
temblor, después que se haya hecho todo lo posible para reformarlos;
pero en ningún caso podemos confiarles la custodia de las almas.
¡Falsos pastores! ¿Será posible que los hombres que han estado
ocupados en esta obra por tanto tiempo corrompan sus caminos
delante del Señor a pesar de su gran experiencia y de la luz especial
que tienen?
Aquel que ha de venir dice: “He aquí, yo vengo pronto, y mi
galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”.
Todo acto bueno realizado por el pueblo de Dios como fruto de su
fe tendrá su correspondiente recompensa. Así como una estrella
difiere de otra en gloria, a los creyentes se les asignarán diferentes
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esferas de acción en la vida futura. El hombre que no caminó con
Dios como Enoc, sino que caminó al lado de Satanás, escuchando
sus sugestiones, obedeciendo sus insinuaciones, poniendo en peligro
su propia alma y las almas por las cuales Cristo murió; el hombre
que satisfizo los deseos de su mente carnal dando un ejemplo de
condescendencia con el pecado, ¿se hallará entre los vencedores?
Cuando un hombre muere, su influencia no muere con él sino que
vive y se reproduce. La influencia del hombre que fue bueno, puro
y santo vive después de su muerte como el fulgor del sol poniente
que proyecta su gloria a través del cielo, iluminando los picos de las
montañas mucho tiempo después que el sol se ha hundido detrás de
la colina. Así las obras de los hombres puros, santos y buenos reflejan
su luz cuando ellos ya no viven, y por lo tanto ya no pueden hablar
y actuar en persona. Sus obras, sus palabras, su ejemplo vivirán para
siempre. “En memoria eterna será el justo”.
Pero ¡qué contraste con esto es la vida de los que son terrenos,
sensuales, diabólicos! Se satisficieron con el placer sensual. A la
luz del juicio, el hombre aparece como es, despojado del manto del