Página 381 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Elevad la norma
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tantemente aumentaba, cada vez más su esplendor, y han rehusado
andar en la verdad porque su poder santificador sobre el alma no era
lo que ellos deseaban. Podrían haber sido renovados en santidad y
haber alcanzado la norma elevada que demanda la Palabra de Dios:
pero la condenación está sobre ellos. Muchos ministros y muchos
hermanos están en tinieblas. Han perdido de vista al Guía, la Luz del
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mundo; y su culpa está en proporción a la gracia y la verdad abierta
ante su comprensión, que ha sido abundante y poderosa.
Elevad la norma
Dios pide que su pueblo eleve la norma. La iglesia debe mani-
festar su celo por Dios al tratar con aquellos que, mientras profesan
gran fe, han estado exponiendo a Cristo a vituperio. Han puesto
en peligro la verdad. Han sido centinelas infieles. Han acarreado
reproche y deshonor sobre la causa de Dios. Ha llegado el tiempo
de realizar esfuerzos valientes y denodados para desembarazar a la
iglesia del fango y la suciedad que están empañando su pureza. La
iglesia de Cristo está llamada a ser santa y poderosa, el renombre
y la alabanza de toda la tierra. Ha sido abierto un manantial para
Judá y para Jerusalén, para purificar de toda inmundicia y pecado.
El pueblo de Dios, al que le ha sido encomendada la sagrada verdad,
está sufriendo una pasmosa apostasía. La fe, el servicio y las obras
de la iglesia deben ser comparados con lo que podrían haber sido
si su tendencia hubiera sido constantemente hacia adelante y hacia
arriba, de acuerdo con la gracia y la santa verdad que recibió.
Los miembros individuales de la iglesia cristiana serán pesados
en esta balanza del santuario; y si su carácter moral y su estado
espiritual no corresponden a los beneficios y las bendiciones que se
les han conferido, serán hallados faltos. Si no aparece el fruto, Dios
no es glorificado.
“Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las
primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero
de su lugar, si no te hubieres arrepentido”.
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El que se ha apartado de Dios no parece advertir la situación en
que se encuentra. ¿Ha sido quitado el candelero de su lugar? Exhorto
a todos los que descansan despreocupadamente en su actual estado
de muerte espiritual, a que se despierten y se levanten de los muertos,