Página 39 - Testimonios para los Ministros (1979)

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La iglesia de Cristo
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delante de sí, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo:
Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de
gala. Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron
una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel
de Jehová estaba en pie. Y el ángel de Jehová amonestó a Josué,
diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis
caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi
casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te
daré lugar”.
Los falsos maestros deben ser rehuidos
Cuando se levantan hombres que pretenden tener un mensaje de
Dios, pero que en lugar de luchar contra los principados y potestades,
contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo constituyen
un escuadrón traidor, y vuelven sus armas de combate contra la
iglesia militante, temedlos. No llevan las credenciales divinas. Dios
no les ha encargado en absoluto un trabajo tal. Quieren derribar
lo que Dios anhela restaurar con el mensaje a Laodicea. El hiere
sólo para que pueda sanar, y no para hacer perecer. El Señor no
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confía a ningún hombre un mensaje que desanime y desaliente a
la iglesia. El reprueba, reprende, castiga; pero lo hace solamente
para poder restaurar y aprobar al fin. ¡Cuánto se alegró mi corazón
ante el informe de la Asociación General de que muchos corazones
fueron enternecidos y subyugados, de que muchos se humillaron e
hicieron confesión eliminando de la puerta del corazón la basura
que impedía la entrada del Salvador! ¡Cuánto me alegré al saber que
muchos dieron la bienvenida a Jesús como a un huésped permanente!
¿Cómo es que estos panfletos que denuncian a la Iglesia Adventista
como Babilonia [
veasé el Apéndice.
] fueron esparcidos por todas
partes, en el tiempo mismo en que la iglesia estaba recibiendo el
derramamiento del Espíritu de Dios? ¿Cómo es que los hombres
pueden estar tan engañados como para imaginar que el fuerte clamor
consiste en llamar a los hijos de Dios a que abandonen la comunión
de la iglesia que está gozando de un tiempo de refrigerio? ¡Oh, que