Página 395 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Exhortación y amonestación
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Acusar y criticar a los que Dios está empleando es acusar y
criticar al Señor que los ha enviado. Todos necesitan cultivar sus
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facultades espirituales a fin de discernir correctamente las cosas
religiosas. Algunos no han podido distinguir el oro puro del oropel,
la sustancia de la sombra.
Los prejuicios y opiniones que prevalecieron en Minneapolis
[
veasé el Apéndice.
] no han desaparecido de ninguna manera; las
semillas que se sembraron allí en algunos corazones están listas
para brotar y producir una cosecha semejante. La parte superior fue
cortada, pero nunca se desarraigaron sus raices, y todavía producen
su fruto impío para emponzoñar el juicio, pervertir las percepciones
y cegar el entendimiento, con respecto al mensaje y los mensaje-
ros, de aquellos con quienes os relacionáis. Cuando, mediante una
confesión cabal, destruyáis la raíz de amargura, veréis luz en la
luz de Dios. Si no hacéis esta obra a conciencia, jamás purificaréis
vuestras almas. Necesitáis estudiar la Palabra de Dios con un pro-
pósito definido, no para confirmar vuestras propias ideas, sino para
podarlas, para que sean condenadas o aprobadas según estén o no
de acuerdo con la Palabra de Dios. La Biblia debiera ser vuestra
constante compañera. Debierais estudiar los testimonios, no para
escoger ciertas declaraciones a fin de usarlas como os parezca, para
fortalecer vuestros asertos, mientras desoís las declaraciones más
claras dadas para corregir vuestra conducta.
Se menosprecia la verdadera religión
Nos hemos apartado de Dios y no se ha realizado todavía la
obra ferviente de arrepentimiento y recuperación de nuestro primer
amor, indispensable para que volvamos a Dios y a fin de lograr la
regeneración del corazón. La infidelidad se ha estado infiltrando en
nuestras filas, pues está de moda apartarse de Cristo y dar lugar al
escepticismo. Para muchos, el clamor de su corazón ha sido: “No
queremos que éste reine sobre nosotros”. Baal, Baal, eso han elegido.
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La religión de muchos será la del apóstata Israel porque aman su
propio camino y olvidan el camino del Señor. La verdadera religión,
la única religión de la Biblia, que enseña el perdón sólo por los
méritos de un Salvador crucificado y resucitado, que propugna la
justicia por la fe en el Hijo de Dios, ha sido menospreciada, criticada,