Página 400 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
investiga por sí misma. Por lo tanto, al actuar por medio de los
ministros, puedo dominar a la gente de acuerdo con mi voluntad.
“Pero nuestra principal preocupación consiste en silenciar a esa
secta guardadora del sábado. Debemos suscitar la indignación po-
pular contra ella. Llamaremos a nuestro lado a hombres grandes y
sabios, según el mundo, e induciremos a las autoridades a cumplir
nuestros propósitos. Entonces el día de descanso que yo he creado
será puesto en vigor mediante las leyes más severas y exigentes. Los
que no hagan caso de ellas serán expulsados de las ciudades y aldeas
y se les hará pasar hambre y privaciones. Cuando dispongamos del
poder, mostraremos lo que podemos hacer con los que no quieran
abandonar su lealtad a Dios. Indujimos a la Iglesia Romana a cas-
tigar con la prisión, la tortura y la muerte a los que se negaron a
someterse a sus decretos; y ahora que estamos poniendo a las igle-
sias protestantes y al mundo en armonía con este brazo derecho de
nuestro poder, dispondremos finalmente de una ley para exterminar
a todos los que no se sujeten a su autoridad. Cuando la pena de
muerte sea el castigo que se aplique por la violación de nuestro día
de reposo, se pasarán a nuestro lado muchos de los que ahora se
encuentran en las filas de los observadores de los mandamientos.
“Pero antes de recurrir a esas medidas extremas, debemos ejercer
toda nuestra sabiduría y sutileza para engañar y entrampar a los
que honran el verdadero día de reposo. Podemos separar a muchos
de Cristo por medio de la mundanalidad, la concupiscencia y el
orgullo. Se considerarán seguros porque creen la verdad, pero la
complacencia del apetito o de las bajas pasiones, que confunde el
juicio y anula la capacidad de discernir, los hará caer.
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“Id, inducid a los poseedores de tierras y dinero a que se em-
briaguen con los cuidados de esta vida. Presentadles el mundo en su
aspecto más atractivo para que depositen aquí su tesoro y pongan sus
afectos en las cosas terrenales. Debemos hacer todo lo posible para
impedir que los que trabajan en la causa de Dios tengan medios que
puedan usar contra nosotros. Mantened el dinero en nuestras propias
filas. Mientras más medios obtengan, más daño causarán a nuestro
reino arrebatándonos nuestros súbditos. Haced que se preocupen
más por el dinero que por la edificación del reino de Cristo y la
difusión de las verdades que nosotros odiamos, y no necesitaremos
temer su influencia; porque sabemos que toda persona egoísta y