Página 414 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
Consejeros, no déspotas
“Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón”. Espere-
mos todos en el Señor, y él nos enseñará cómo trabajar. Nos revelará
la obra para la que estamos mejor adaptados. Esto no inducirá a
los hombres a iniciar algo con espíritu independiente, a predicar
nuevas teorías. En este tiempo, cuando Satanás está tratando de
anular la ley de Dios por medio de la exaltación de la falsa ciencia,
necesitamos guardarnos muy cuidadosamente de todo lo que tienda
a disminuir nuestra fe y a dispersar nuestras fuerzas. Como cola-
boradores de Dios debemos estar en armonía con la verdad y con
nuestros hermanos. Debe haber consultas y cooperación.
Aun en medio de los mayores engaños de los últimos días, cuan-
do se están por realizar milagros engañosos a la vista de los hombres
en apoyo de teorías satánicas, tenemos el privilegio de escondernos
en Cristo Jesús. Es posible que busquemos y obtengamos salvación.
Y en este tiempo extraordinariamente peligroso debemos aprender a
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permanecer solos, con nuestra fe fija, no en la palabra del hombre,
sino en las seguras promesas de Dios.
Entre todos los obreros de Dios debe haber un espíritu de ar-
monía. El Señor ha bendecido especialmente a algunos con una
experiencia que los ha capacitado para ser sabios consejeros. En
nuestras diversas vocaciones debe haber una dependencia que nos
induzca a ayudarnos el uno al otro. Acerca de esto Pedro dice: “Igual-
mente jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a
otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y
da gracia a los humildes”.
Pero esto no autoriza a nadie a asumir la tarea de ordenar arbi-
trariamente a sus hermanos que actúen como él cree conveniente,
sin tomar en cuenta las convicciones personales que ellos tienen
acerca de su deber. Ni han de creer los obreros escogidos por Dios
que a cada paso deben esperar para preguntar a alguna autoridad
superior si pueden hacer esto o aquello. Mientras colaboran de todo
corazón con sus hermanos en la ejecución de los planes generales
que han sido trazados para la prosecución de la obra, han de mirar
constantemente al Dios de Israel para recibir dirección personal.
A veces alguien a quien se ha conferido responsabilidad co-
mo dirigente, concibe la idea de que está en un puesto de suprema