Página 416 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
cuerpo y espíritu, sea plenamente santificado para hacer su voluntad.
Ya es tiempo de que comencemos a darnos cuenta de que estamos
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unidos al Señor Jesucristo por una fe viva y activa; ya es tiempo de
que echemos mano de la ayuda que ofrece el Espíritu Santo, y que
nuestras palabras revelen que estamos dirigidos por Dios. Creamos
en Dios y confiemos en él, y veremos su grandioso poder actuando
entre nosotros.
En 1895 escribí lo siguiente a mis hermanos en el ministerio:
“Debo hablar a mis hermanos de cerca y de lejos. No puedo guardar
silencio. No están actuando de acuerdo con principios correctos.
Los que ocupan puestos de responsabilidad no deben pensar que su
importante cargo los convierte en hombres de juicio infalible.
“Todas las obras de los hombres están bajo la supervigilancia del
Señor. Los hombres estarán completamente seguros si consideran
que hay sabiduría en el Altísimo. Los que confían en Dios y en su
sabiduría, y no en su propia prudencia, andan por sendas seguras.
Nunca se sentirán autorizados a poner bozal al buey que trilla; y
cuán ofensivo es que los hombres dominen al instrumento humano
que trabaja en sociedad con Dios y a quien el Señor Jesús ha dicho:
‘Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré
descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que
soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga’. ‘Porque nosotros
somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios,
edificio de Dios’.
“El Señor no ha puesto a ninguno de sus agentes humanos bajo
las órdenes y el control de los que no son sino mortales sujetos a
error. No ha conferido a nadie el poder de decir: ‘Tú vas a hacer
esto, y tú aquello’...
“Nadie es juez competente del deber de otro. El hombre es
responsable ante Dios, y cuando los hombres finitos y sujetos a error
se arrogan el derecho de someter a sus semejantes, como si el Señor
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les hubiera encargado hacer y deshacer, todo el cielo se llena de
indignación. Se están aplicando algunos extraños principios con
respecto al gobierno de las mentes y obras de los hombres, por parte
de jueces humanos, como si esos hombres finitos fueran dioses...
“Las organizaciones e instituciones, a menos que sean protegidas
por el poder de Dios, actuarán a las órdenes de Satanás, para poner