Página 419 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Principios vitales acerca de nuestras relaciones mutuas
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debilitadas para que se tomen más firmemente de la mano de Cristo
y puedan trabajar con esperanza. Toda mano se debe extender para
ayudar a la que está haciendo algo por el Maestro. Puede llegar
el momento cuando las manos que han sostenido a los débiles,
sean sostenidas a su vez por las de aquellos a quienes ministraron.
Dios ha ordenado las cosas de tal manera que nadie es totalmente
independiente de sus semejantes”.
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Para los que ocupan cargos de responsabilidad
Entre los miembros del pueblo de Dios hay algunos que han
tenido una dilatada experiencia en su obra, hombres que no se han
apartado de la fe. A pesar de las grandes pruebas por las que han
pasado, han permanecido fieles. Deben ser tenidos por consejeros
probados y escogidos. Deben ser respetados, y su juicio debe ser
honrado por los más jóvenes o menos experimentados, aunque estén
ocupando cargos de responsabilidad.
Estamos empeñados en una gran tarea y hay muchas oportuni-
dades de servicio en los diversos aspectos de la obra. Oren todos
fervientemente para que Dios los conduzca hacia las debidas vo-
caciones de servicio. Los obreros de Dios no deben desperdiciar
ninguna oportunidad de ayudar a otros en toda forma posible. Si
piden consejo a Dios, sin egoísmo, su Palabra, que trae salvación,
los guiará. Trabajarán a la derecha y a la izquierda, haciendo todo lo
que se puede para eliminar de las mentes toda duda y toda dificultad
que impidan la comprensión de la verdad. El Espíritu de Dios dará
eficacia a sus labores.
El Señor llama a voluntarios, que estén preparados para pronun-
ciar palabras a tiempo y fuera de tiempo, que llamen la atención y
convenzan el corazón. El reino de Dios no consiste en ostentación.
La luz no se recibirá si se siguen planes egoístas, sino mirando a
Jesús, siguiendo las indicaciones de Cristo y no las suposiciones de
los hombres. El reino de Dios es justicia y paz y gozo en el Espíritu
Santo.
A menudo ocurre que surgen circunstancias que exigen una
acción rápida y a veces se han perdido oportunidades preciosas
debido a la demora. El que debió haber actuado rápidamente creyó
que debía consultar primero a alguien que estaba muy lejos y que