Página 420 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
no estaba al tanto de las condiciones reales. Se ha perdido mucho
tiempo en pedir la opinión de hombres que no estaban en situación
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de dar un consejo sabio. Sean guiados por la Palabra de verdad, que
señala su deber, todos los obreros de Dios, y sigan sin vacilar las
indicaciones que Cristo ha dado.
En 1883 dije a nuestros hermanos reunidos en el Congreso de la
Asociación General:
“Satanás se regocija cuando los hombres acuden al hombre y
confían en él. El hombre que es objeto de esta confianza indebida
está expuesto a tremendas tentaciones. Satanás lo inducirá, si es
posible, a tener confianza en sí mismo a fin de que los defectos hu-
manos malogren la obra. Correrá peligro de animar a sus hermanos
a depender de él, y a creer que todo lo que tiene que ver con el
movimiento de la obra debe ser sometido a su consideración. De ese
modo la obra llevará la impronta del hombre y no la de Dios. Pero
si todos quisieran aprender a depender de Dios, se evitarían muchos
de los peligros que asedian al que está al frente de la obra. Si yerra,
si permite que la influencia humana desvíe su juicio, o si cede a la
tentación, podrá ser corregido y ayudado por sus hermanos. Y los
que aprenden a ir a Dios por sí mismos para recibir ayuda y consejo,
están aprendiendo lecciones que les serán de sumo valor.
“Pero si los administradores de una asociación llevan con éxito
las responsabilidades que se les han impuesto, deben orar, deben
creer, deben esperar que Dios los use como instrumentos suyos para
mantener a las iglesias de la asociación en buenas condiciones de
trabajo. Esta es la parte de la viña que ellos tienen que cultivar. Debe
haber mucha más responsabilidad personal, mucha más meditación
y planificación, mucho más poder mental dedicados al Maestro. Esto
ampliará la capacidad de la mente, y agudizará las percepciones para
saber qué hacer y cómo hacerlo. Hermanos, tendréis que luchar con
dificultades, asumir responsabilidades, dar consejos, hacer planes
y ejecutarlos, buscando constantemente la ayuda de Dios. Orad y
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trabajad, trabajad y orad; como alumnos de la escuela de Cristo,
aprended de Jesús.
“El Señor nos ha dado la promesa: ‘Si alguno de vosotros tiene
falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente
y sin reproche, y le será dada’. Es el plan de Dios que los que llevan
responsabilidades se reúnan a menudo para consultarse mutuamente