Página 59 - Testimonios para los Ministros (1979)

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La iglesia de Cristo
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pensamos que yerran, y no hemos de dispensar excomuniones y
denuncias contra los que tienen defectos.
El hombre finito está propenso a juzgar mal el carácter, pero
Dios no confía la obra de juzgar y hacer pronunciamientos sobre el
carácter a aquellos que no están capacitados para ello. Nosotros no
hemos de decir qué constituye el trigo, y qué constituye la cizaña.
El tiempo de la siega determinará plenamente el carácter de las dos
clases especificadas bajo el símbolo de la cizaña y el trigo. La obra
de separación es confiada a los ángeles de Dios; no es encomendada
en las manos de hombre alguno.
Las falsas doctrinas constituyen una de las influencias satáni-
cas que actúan en la iglesia, e introducen en ella a los que tienen
el corazón inconverso. Los hombres no obedecen las palabras de
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Jesucristo, buscando la unidad de fe, espíritu y doctrina. No trabajan
por la unidad del espíritu por la cual oró Jesús, la cual haría que el
testimonio de los discípulos de Cristo fuera eficaz para convencer
al mundo de que Dios ha enviado a su Hijo a esta tierra, “para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Si la
unidad por la cual Cristo oró existiera entre los hijos de Dios, éstos
darían un testimonio viviente y reflejarían una luz clara que brillaría
en medio de las tinieblas morales del mundo.
Se le permite a Satanás tentar
En lugar de la unidad que debe existir entre los creyentes, hay
desunión, porque se le permite a Satanás que entre, y por medio de
especiosos engaños y errores él induce a los que no están apren-
diendo de Cristo a ser mansos y humildes de corazón a seguir una
trayectoria diferente de aquella que sigue la iglesia, y quebrantar, si
es posible, su unidad. Se levantan hombres que hablan cosas per-
versas para llevar discípulos tras sí. Pretenden que Dios les ha dado
gran luz; pero, ¿cómo actúan ellos bajo su influencia? ¿Siguen la
conducta que los dos discípulos siguieron en su camino a Emaús?
Cuando ellos recibieron la luz, volvieron y encontraron a aquellos
que Dios había guiado y a quienes todavía guiaba, y les contaron
cómo habían visto a Jesús y habían hablado con él.
¿Han seguido esta conducta los hombres que pretendieron tener
luz concerniente a la iglesia? ¿Han ido a quienes Dios ha escogido,