Página 61 - Testimonios para los Ministros (1979)

Basic HTML Version

La iglesia de Cristo
57
en medio de la noche moral de esta generación perversa. Los ven
siendo preparados por una experiencia como la de Cristo para sufrir
con su Señor y más tarde participar con él de su gloria en el cielo.
Dios tiene en la tierra una iglesia que está ensalzando la ley
pisoteada y presentando al mundo el Cordero de Dios que quita
los pecados del mundo. La iglesia es la depositaria de las riquezas
de la gracia de Cristo, y por la iglesia se manifestará finalmente
la revelación final y completa del amor de Dios al mundo que ha
de quedar iluminado por su gloria. La oración de Cristo, de que su
iglesia fuese una, como él y el Padre eran uno, quedará finalmente
contestada. Será concedida una rica porción del Espíritu Santo, y
por su constante provisión a los hijos de Dios, ellos llegarán a ser
testigos del poder de Dios para salvar.
En el mundo existe solamente una iglesia que esté actualmente
en la brecha, reparando el muro, reedificando las ruinas; y cualquier
hombre que llame la atención del mundo y de las otras iglesias a esta
iglesia, denunciándola como Babilonia, hace una obra en armonía
con la del acusador de los hermanos. ¿Es posible que se levanten de
entre nosotros hombres que hablen cosas perversas, que expresen
los mismos sentimientos que Satanás quisiera ver diseminados en
el mundo acerca de los que guardan los mandamientos de Dios y
tienen la fe de Jesús? ¿No hay bastante trabajo que hacer para satis-
facer vuestro celo en la obra de presentar la verdad a aquellos que
[51]
están en las tinieblas del error? Como quienes han sido designados
administradores de recursos y capacidades, habéis estado dando una
aplicación errónea a los bienes de vuestro Señor al diseminar el error.
El mundo entero está lleno de odio hacia los que proclaman que la
ley de Dios está en vigencia, y la iglesia leal a Jehová debe sostener
un conflicto no común. “Porque no tenemos lucha contra sangre y
carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gober-
nadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes”. Los que en algún sentido se den
cuenta de lo que significa esta guerra, no volverán sus armas contra
la iglesia militante, sino que con todas sus facultades lucharán junto
al pueblo de Dios contra la confederación del mal.
Los que se ponen a proclamar un mensaje bajo su propia res-
ponsabilidad individual; los que, al par que aseveran ser enseñados
y conducidos por Dios, se dedican especialmente a derribar lo que