Página 86 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
verdad entronizada en el corazón. El tiempo en que vivimos lo exige.
La eternidad lo demanda. La religión pura nos lo impone.
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Diversiones mundanas
Reuniones de placer
Mientras por un lado ha habido tanto temor de la excitación y
el entusiasmo en el servicio de Dios, se ha manifestado un entu-
siasmo en otro aspecto que parece congeniar completamente con la
naturaleza de muchos. Me refiero a las reuniones de placer que se
han realizado entre nuestro pueblo. Estas ocasiones han insumido
mucho del tiempo y de la atención de quienes profesan ser siervos
de Cristo; pero ¿han tendido estas reuniones a glorificar el nombre
del Señor? ¿Fue invitado Jesús a presidirlas? Las reuniones para
tener intercambio social pueden hacerse de tal manera que sean
provechosas e instructivas en el más alto grado cuando los que se
reúnen tienen el amor de Dios encendido en sus corazones, cuando
se reúnen para intercambiar pensamientos con respecto a la Palabra
de Dios, o para considerar métodos para hacer progresar su obra, y
para hacer bien a sus semejantes. Cuando no se hace ni se dice nada
que agravie al Espíritu Santo de Dios, sino que se lo considera como
huésped bienvenido, entonces Dios es honrado, y los que se reúnen
son refrigerados y fortalecidos. “Entonces los que temían a Jehová
hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue
escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y
para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro,
ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe”.
Pero ha habido una clase de reuniones sociales en Battle Creek
de carácter enteramente distinto, reuniones de placer que han sido
una vergüenza para nuestras instituciones y para la iglesia. Estimulan
el orgullo en el vestir, el orgullo de la apariencia, la complacencia
propia, la hilaridad, y la frivolidad. Satanás es recibido como huésped
honrado, y toma posesión de los que patrocinan estas reuniones. Me
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fue presentada una vista de uno de estos grupos donde estaban
reunidas personas que profesan creer la verdad. Uno estaba sentado
frente al instrumento de música, y salían canciones que hacían llorar
a los ángeles que contemplaban la escena. Había alegría, risotadas,
abundancia de entusiasmo, y cierta clase de inspiración; pero la