Página 87 - Testimonios para los Ministros (1979)

Basic HTML Version

Amonestaciones fieles y fervientes
83
alegría era del tipo que sólo Satanás es capaz de crear. Este es un
entusiasmo y una infatuación de los cuales se avergonzarán todos
los que aman a Dios. Prepara a los participantes para pensamientos
y acciones no santas. Tengo razones para pensar que algunos que
estaban participando en esa escena se arrepintieron sinceramente de
su vergonzosa actuación.
Efectos de tales reuniones
Me fueron presentadas muchas reuniones por el estilo. He visto
las bromas, la ostentación en el vestir, los adornos personales. Todos
quieren pasar por personas brillantes, y se entregan a la hilaridad,
a chanzas necias, a la adulación barata y grosera, y a las risotadas
ruidosas. Los ojos centellean, las mejillas están encendidas, pero
la conciencia duerme. Comiendo, bebiendo y divirtiéndose, hacen
lo mejor que pueden para olvidar a Dios. La escena de placer es su
paraíso. Y el cielo está observando, viéndolo y oyéndolo todo.
El deporte del ciclismo
Vamos a otra escena. En las calles de la ciudad hay un grupo de
personas reunidas para una carrera de bicicletas. [
veasé el Apéndice.
]
En ese grupo también hay quienes profesan conocer a Dios y a
Jesucristo a quien él ha enviado. Pero ¿cuál de los espectadores de
la excitante carrera pensaría que aquellos que se estaban exhibiendo
de esa manera eran seguidores de Cristo? ¿Quién supondría que
algunos de los que constituían el grupo sentían su necesidad de
Cristo? ¿Quién pensaría que comprendían el valor de su tiempo y de
[84]
sus facultades físicas como dones de Dios que debían ser preservados
para su servicio? ¿No piensan en el peligro de accidentes, o que
la muerte puede ser el resultado de su alocada carrera? ¿Quién
ha orado por la presencia de Jesús y la protección de los ángeles
ministradores? ¿Es glorificado Dios por estas realizaciones? Satanás
está jugando el juego de la vida por la posesión de estas almas, y a
él le agrada lo que ve y lo que oye.
Una profanación de la religión
Si un ferviente cristiano comienza a participar de este deporte
se coloca cuesta abajo. Ha dejado la región saturada de la atmós-