Página 114 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
Por qué tantos fracasan
—Las tentaciones a la complacencia
del apetito tienen un poder que puede ser vencido solamente por la
ayuda que Dios puede impartir. Pero con cada tentación tenemos
la promesa de Dios de que habrá una salida. ¿Por qué, pues, tantos
son vencidos? Es porque no ponen su confianza en Dios. No sacan
provecho de los medios provistos para su seguridad. Por lo tanto,
las excusas que se presentan en favor de la complacencia del apetito
pervertido no tienen peso delante de Dios.—
Christian Temperance
and Bible Hygiene, 22
.
El único remedio
—Para toda alma que lucha por elevarse de
una vida de pecado a una vida de pureza, el gran elemento de fuerza
reside en el único nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en
que podamos ser salvos”.
Hechos 4:12
. “Si alguno tiene sed”, de
esperanza tranquila, de ser libertado de inclinaciones pecaminosas,
Cristo dice: “Venga a mí, y beba”.
Juan 7:37
. El único remedio
contra el vicio es la gracia y el poder de Cristo.
De nada sirven las buenas resoluciones que uno toma confiado
en su propia fuerza. No conseguirán todas las promesas del mundo
quebrantar el poder de un hábito vicioso. Nunca podrán los hombres
practicar la templanza en todo sino cuando la gracia divina renueve
sus corazones. No podemos guardarnos del pecado ni por un solo
momento. Siempre tenemos que depender de Dios. ...
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Cristo llevó una vida de perfecta obediencia a la ley de Dios,
y así dio ejemplo a todo ser humano. La vida que él llevó en este
mundo, tenemos que llevarla nosotros por medio de su poder y bajo
su instrucción.
Se requiere perfecta obediencia
—En la obra que desempeña-
mos por los caídos, han de quedar impresas en el espíritu y en el
corazón las exigencias de la ley de Dios y la necesidad de serle
leales. No dejéis nunca de manifestar que hay diferencia notable
entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. Dios es amor, pero no
puede disculpar la violación voluntaria de sus mandamientos. Los
decretos de su gobierno son tales que los hombres no pueden evitar
las consecuencias de desobedecerlos. Dios sólo honra a los que le
honran. El comportamiento del hombre en este mundo decide su
destino eterno. Según haya sembrado, así segará. A la causa ha de
seguir el efecto.