Página 121 - La Temperancia (1976)

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La voluntad, clave del éxito
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voluntad. Así toda nuestra naturaleza se someterá a la dirección de
Cristo.
Mediante el debido uso de la voluntad, cambiará enteramente la
conducta. Al someter nuestra voluntad a Cristo, nos aliamos con el
poder divino. Recibimos fuerza de lo alto para mantenernos firmes.
Una vida pura y noble, de victoria sobre nuestros apetitos y pasiones,
es posible para todo el que une su débil y vacilante voluntad a
la omnipotente e invariable voluntad de Dios.—
El Ministerio de
Curación, 130-132
.
Si la voluntad está dispuesta
—La voluntad es el poder gober-
nante en la naturaleza del hombre. Si la voluntad está dispuesta,
todo el resto del ser estará bajo su mando. La voluntad no es el
gusto o la inclinación, sino la elección, el poder de decidir, el poder
real que obra en los hijos de los hombres para obedecer a Dios o
desobedecerle.
Estaréis en constante peligro hasta que comprendáis la verdadera
fuerza de la voluntad. Podéis creer y prometer todas las cosas, pero
vuestras promesas y vuestra fe no tienen valor hasta que hayáis
puesto vuestra voluntad del lado del bien. Si peleáis la batalla de la
fe con vuestra fuerza de voluntad, no hay duda que venceréis.
[101]
Cuando ponemos la voluntad del lado de Cristo
—Tu parte es
poner tu voluntad del lado de Cristo. Cuando le rindes tu voluntad,
inmediatamente toma posesión de ti y obra en ti para querer y hacer
según su beneplácito. Tu naturaleza es sometida al dominio de
su Espíritu. Aun tus pensamientos le están sujetos. Si no puedes
dominar como quieres tus impulsos y emociones, puedes dominar la
voluntad, y así se obrará un cambio total en tu vida. Cuando rindes
tu voluntad a Cristo, tu vida se esconde con Cristo en Dios. Está
aliada con el poder que está por encima de todos los principados y
potestades. Tienes una fuerza de Dios que te mantiene unido a su
fuerza, y es posible para ti una nueva vida, la vida de la fe.
Nunca tendrás éxito en elevarte a ti mismo a menos que tu
voluntad esté del lado de Cristo, colaborando con el Espíritu de
Dios. No pienses que no puedes, sino dí: “Yo puedo, y lo haré”. Dios
ha prometido su Espíritu para ayudarte en todo esfuerzo decidido.
Es oído el más débil pedido de auxilio
—Cada uno de nosotros
puede conocer que hay un poder obrando con nuestros esfuerzos
para vencer. ¿Por qué los hombres no echarán mano de la ayuda que