Página 123 - La Temperancia (1976)

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Capítulo 4—Victoria permanente
Importancia de vivir saludablemente
—Los que luchan contra
el poder de los apetitos deberían ser instruidos en los principios
del sano vivir. Debe mostrárseles que la violación de las leyes que
rigen la salud, al crear condiciones enfermizas y apetencias que
no son naturales, echa los cimientos del hábito de la bebida. Sólo
viviendo en obediencia a los principios de la salud pueden esperar
verse libertados de la ardiente sed de estimulantes contrarios a la
naturaleza. Mientras confían en la fuerza divina para romper las
cadenas de los apetitos, han de cooperar con Dios obedeciendo a sus
leyes morales y físicas.
Empleo; sostén propio
—A los que se esfuerzan por reformarse
se les debe proporcionar ocupación. A nadie capaz de trabajar se
le debe enseñar a esperar que recibirá comida, ropa y vivienda de
balde. Para su propio bien, como para el de los demás, hay que idear
algún medio que le permita devolver el equivalente de lo que recibe.
Aliéntese todo esfuerzo hacia el sostenimiento propio, que fortalece-
rá el sentimiento de la dignidad personal y una noble independencia.
Además la ocupación de la mente y el cuerpo en algún trabajo útil
es una salvaguardia esencial contra la tentación.
Desengaños; peligros
—Los que trabajan en pro de los caídos
encontrarán tristes desengaños en muchos que prometían reformarse.
Muchos no realizarán más que un cambio superficial en sus hábitos y
prácticas. Los mueve el impulso, y por algún tiempo parecen haber-
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se reformado; pero su corazón no cambió verdaderamente. Siguen
amándose egoístamente a sí mismos, teniendo la misma hambre de
vanos placeres y deseando satisfacer sus apetitos. No saben lo que
es la edificación del carácter, y no puede uno fiarse de ellos como de
hombres de principios. Han embotado sus facultades mentales y es-
pirituales cediendo a sus apetitos y pasiones, y esto los ha debilitado.
Son volubles e inconstantes. Sus impulsos tienden a la sensualidad.
Tales personas son a menudo una fuente de peligro para los demás.
Considerados como hombres y mujeres regenerados, se les confían
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