Página 126 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
entregó a Dios, y se está convirtiendo en una verdadera columna de la
iglesia en el lugar donde vive. Está trabajando con toda su alma para
llevar a sus familiares al conocimiento de la verdad.—
Evangelism,
531, 532
.
Un pescador gana la victoria
—En ese lugar, un pescador aca-
baba de ser convertido a la verdad. Aunque había usado habitual-
mente la hierba venenosa, por la gracia de Dios decidió abandonarla.
Se le preguntó: “¿Tuvo Ud. una lucha muy dura para renunciar al
tabaco?” “Yo diría que sí”, contestó, “pero vi la verdad tal como me
fue presentada. Aprendí que el tabaco es perjudicial. Oré al Señor
que me ayudara a abandonarlo, y él me ayudó en forma señalada.
Pero todavía no he decidido renunciar a mi taza de té. Esta bebida
me da fuerza, y sé que si no la tomo voy a sufrir de fuertes dolores
de cabeza”.
Los males del uso del té le fueron presentados por la Hna. Sara
McEnterfer. Ella lo animó a tener el valor moral para tratar de probar
qué significaría para él renunciar a su taza de té. El dijo: “Lo haré”.
Dos semanas después dio su testimonio en la reunión: “Cuando dije
que renunciaría al té”, dijo, “me propuse hacerlo. No lo tomé, y el
resultado fue un dolor de cabeza muy fuerte. Pero pensé: ¿Voy a
tener que seguir usando té para evitarme el dolor de cabeza? ¿Tengo
yo que depender tanto de él que cuando no lo tomo estoy en esta
condición? Ahora sé que sus efectos son malos. No lo voy a tomar
más. No lo tomé más desde entonces, y me siento cada día mejor. La
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cabeza ya no me duele. Mi mente está más clara que antes. Puedo
comprender mejor las Escrituras al leerlas”.
Pensé en este hombre, pobre en bienes de este mundo, pero con
el valor moral suficiente para cortar con los hábitos de fumar y tomar
té, que traía desde la niñez. No rogó que se le concediera compla-
cerse un poco en el mal hacer. No; vio que el tabaco y el té eran
perjudiciales, y decidió que su influencia estaría del lado correcto.
Ha dado evidencia de que el Espíritu Santo está trabajando en su
mente y carácter para hacer de él un vaso para honra.—
Manuscrito
86, 1897
.
Apoyaos en su fuerza
—El Señor tiene un remedio para cada
persona que está asediada por un gran apetito por las bebidas fuertes
o el tabaco, o por cualquier otra cosa dañina que destruye la fuerza
cerebral y contamina el cuerpo. Nos pide que salgamos de entre esas