Victoria permanente
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cosas y nos separemos, y no toquemos cosas inmundas. Debemos
dar un ejemplo de temperancia cristiana. Debemos hacer todo lo
que esté en nuestro poder mediante la abnegación y el sacrificio
propio para dominar el apetito. Después de haberlo hecho todo, nos
pide que nos irgamos, apoyados en su fuerza. Desea que seamos
victoriosos en todo conflicto con el enemigo de nuestras almas.
Desea que obremos con entendimiento, como sabios generales de
un ejército, como hombres que tienen perfecto dominio sobre sí
mismos.—
Manuscrito 38, 1905
.