Capítulo 5—Ayuda para los tentados
“Tomad mi yugo sobre vosotros”
—Jesús miraba a los acongo-
jados y de corazón quebrantado, a aquellos cuyas esperanzas habían
sido defraudadas, y que procuraban satisfacer los anhelos del alma
con goces terrenales, y los invitaba a todos a buscar y encontrar
descanso en él.
Con toda ternura decía a los cansados: “Llevad mi yugo sobre
vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas”.
Mateo 11:29
.
Con estas palabras, Cristo se dirigía a todo ser humano. Sabién-
dolo o sin saberlo, todos están trabajados y cargados. Todos gimen
bajo el peso de cargas que sólo Cristo puede quitar. La carga más
pesada que llevamos es la del pecado. Si tuviéramos que llevarla
solos nos aplastaría. Pero el que no cometió pecado se ha hecho
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nuestro sustituto. “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”.
Isaías 53:6
.
El llevó el peso de nuestra culpa. También quitará la carga de
nuestros hombros cansados. Nos dará descanso. Llevará por nosotros
la carga de nuestros cuidados y penas. Nos invita a echar sobre él
todos nuestros afanes; pues nos lleva en su corazón.
Cristo conoce las debilidades de la humanidad
—El Hermano
mayor de nuestra familia humana está junto al trono eterno. Mira
a toda alma que vuelve su rostro hacia él como al Salvador. Sabe
por experiencia lo que es la flaqueza humana, lo que son nuestras
necesidades, y en qué consiste la fuerza de nuestras tentaciones, por-
que fue “tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”.
Hebreos 4:15
. Está velando sobre ti, tembloroso hijo de Dios. ¿Estás
tentado? Te librará. ¿Eres débil? Te fortalecerá. ¿Eres ignorante? Te
iluminará. ¿Estás herido? Te curará. Jehová “cuenta el número de las
estrellas”; y, no obstante, es también el que “sana a los quebrantados
de corazón, y liga sus heridas”.
Salmos 147:4, 3
.
Cualesquiera que sean tus angustias y pruebas, expónlas al Señor.
Tu espíritu encontrará sostén para sufrirlo todo. Se te despejará el
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