Página 130 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
“Déjanos; ¿qué tenemos contigo, Jesús Nazareno? ¿has venido a
destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios”.
Jesús reprendió al demonio diciendo: “Enmudece, y sal de él.
Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y no le
hizo daño alguno”.
Lucas 4:34, 35
.
La causa de la aflicción de este hombre residía también en su
propia conducta. Le habían fascinado los placeres del pecado, y pen-
só hacer de la vida un gran carnaval. La intemperancia y la frivolidad
pervirtieron los nobles atributos de su naturaleza, y Satanás asumió
pleno dominio sobre él. El remordimiento llegó demasiado tarde.
Cuando hubiera querido sacrificar sus bienes y sus placeres para
recuperar su virilidad perdida, ya estaba incapacitado y a la merced
del maligno.
En presencia del Salvador, se le había despertado el deseo de
libertad, mas el demonio opuso resistencia al poder de Cristo. Cuan-
do el hombre procuró pedir ayuda a Jesús, el espíritu maligno le
puso en la boca sus propias palabras, y él gritó con angustia y te-
mor. Comprendía parcialmente que se hallaba en presencia de quien
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podía libertarlo; pero cuando intentó ponerse al alcance de aquella
mano poderosa, otra voluntad le retuvo; y las palabras de otro fueron
pronunciadas por su medio.
Terrible era el conflicto entre sus deseos de libertad y el poder de
Satanás. Parecía que el pobre atormentado habría de perder la vida
en aquel combate con el enemigo que había destruido su virilidad.
Pero el Salvador habló con autoridad y libertó al cautivo. El que
había sido poseído del demonio, estaba ahora delante de la gente
admirada, en pleno goce de la libertad y del dominio propio.
Con voz alegre, alabó a Dios por su liberación. Los ojos que
hasta entonces despedían fulgores de locura brillaban ahora de inte-
ligencia y derramaban lágrimas de gratitud. La gente estaba muda
de asombro. Tan pronto como hubo recuperado el uso de la palabra,
exclamó: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta, que con po-
testad aun a los espíritus inmundos manda, y le obedecen?”
Marcos
1:27
.
Liberación para los que hoy están en necesidad
—También
hoy hay muchedumbres tan ciertamente dominadas por el poder
de los malos espíritus como lo era el endemoniado de Capernaum.
Todos los que se apartan voluntariamente de los mandamientos de