Página 141 - La Temperancia (1976)

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El obrero de temperancia
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y la cortesía cristianas hacia los que no ven la verdad como nosotros
la vemos, ejercerán una influencia poderosa para el bien. Debemos
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aprender a no ir demasiado rápido y a exigir demasiado de los que
están recién convertidos a la verdad.—
Manuscrito 1, 1878
.
Fomentad las pequeñas atenciones
—En todas nuestras rela-
ciones hemos de tener presente que en la experiencia ajena hay
capítulos sellados en que no penetran las miradas de los mortales.
En las páginas del recuerdo hay historias tristes que son inviolables
para los ojos ajenos. Hay consignadas allí largas y rudas batallas
libradas en circunstancias críticas, tal vez dificultades de familia
que día tras día debilitan el ánimo, la confianza y la fe. Los que
pelean la batalla de la vida contra fuerzas superiores pueden recibir
fortaleza y aliento merced a menudas atenciones que sólo cuentan
un esfuerzo de amor. Para ellos, el fuerte apretón de mano de un
amigo verdadero vale más que oro y plata. Las palabras de bondad
son tan bien recibidas como las sonrisas de ángeles.—
El Ministerio
de Curación, 115
.
Ofreced algo mejor—No ataquéis
—Poca utilidad tiene el in-
tento de reformar a los demás atacando de frente lo que consideremos
malos hábitos suyos. Tal proceder resulta a menudo más perjudi-
cial que benéfico. En su conversación con la samaritana, en vez de
desacreditar el pozo de Jacob, Cristo presentó algo mejor. “Si cono-
cieses el don de Dios—dijo—, y quién es el que te dice: Dame de
beber: tú pedirías de él, y él te daría agua viva”.
Juan 4:10
. Dirigió
la plática al tesoro que tenía para regalar y ofreció a la mujer algo
mejor de lo que ella poseía: el agua de vida, el gozo y la esperanza
del Evangelio.
Esto ilustra la manera en que nos toca trabajar. Debemos ofrecer
a los hombres algo mejor de lo que tienen, es decir la paz de Cristo,
que sobrepuja todo entendimiento. Debemos hablarles de la santa
ley de Dios, trasunto fiel de su carácter y expresión de lo que él
desea que lleguen a ser. Mostradles cuán infinitamente superior a
los goces y placeres pasajeros del mundo es la imperecedera gloria
del cielo. Habladles de la libertad y descanso que se encuentran en
el Salvador. Afirmó: “El que bebiere del agua que yo le daré, para
siempre no tendrá sed”.
Vers. 14
.