Página 189 - La Temperancia (1976)

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Formación de normas de conducta
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te la vida. El demonio de la intemperancia es de gigantesca fuerza,
y no es fácilmente vencido. ... Os valdrá la pena, madres, emplear
las preciosas horas que os han sido dadas por Dios en formar el
carácter de vuestros hijos, y en enseñarles a adherirse estrictamente
a los principios de temperancia en el comer y el beber.—
Christian
Temperance and Bible Hygiene, 79
.
El gusto por el licor creado en edad temprana
—Enseñad a
vuestros hijos a aborrecer los estimulantes. Son muchos los que
ignorantemente fomentan en ellos el apetito por estas cosas. He
visto en Europa a nodrizas poner un vaso de vino o cerveza en los
labios de los pequeños inocentes cultivando así en ellos el gusto
por los estimulantes. A medida que crecen, aprenden a depender
más y más de estas cosas, hasta que poco a poco quedan vencidos, y
son arrastrados a la deriva y finalmente ocupan la sepultura de un
borracho.—
Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 276, 277
.
Los primeros tres años
—Permítase que el egoísmo, la ira y la
terquedad sigan su curso durante los primeros tres años de la vida de
un niño, y será difícil llevarlo a someterse a disciplina saludable. Su
disposición ha llegado a ser descontenta, su deleite es hacer su propia
voluntad y el control paterno le resulta desagradable. Estas malas
tendencias crecen con el desarrollo del niño, hasta que en la virilidad
el egoísmo supremo y una falta de autocontrol lo colocan a la merced
de los males que corren a rienda suelta en nuestro país.—
The Health
Reformer, abril de 1877
.
Grave responsabilidad de los padres
—Cuán difícil es obtener
la victoria sobre el apetito una vez que éste se ha establecido. Cuán
importante es que los padres críen a sus hijos con gustos puros y
apetitos no pervertidos. Los padres deberían recordar siempre que
descansa sobre ellos la responsabilidad de instruir a sus hijos en una
forma tal que ellos tengan fibra moral para resistir el mal que los
rodeará cuando salgan al mundo.
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Cristo no pidió a su Padre que quitara a sus discípulos del mundo,
sino que los guardara del mal en el mundo, que los guardara de ceder
a las tentaciones que encontrarían por todos lados. Esta es la oración
que padres y madres deberían ofrecer por sus hijos. Pero, ¿pleitearán
con Dios y luego dejarán a sus hijos hacer como a ellos les agrada?
Dios no puede guardar del mal a los hijos si los padres no cooperan
con él. Los padres debieran emprender su obra valientemente y