Educación en la temperancia
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nosas. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna”.
Pedid a los que asisten a las reuniones que os ayuden en la tarea
que estáis tratando de hacer. Mostradles cómo los malos hábitos
resultan en cuerpos y mentes enfermos, y en miseria indescriptible.
El uso de bebidas alcohólicas e intoxicantes está privando a millares
de personas de su razón. Y sin embargo, la venta de estas bebidas es
legalizada. Decidles que tienen un cielo que ganar y un infierno del
cual huir. Pedidles que firmen la promesa. La comisión del gran YO
SOY ha de ser vuestra autoridad. Tened las promesas preparadas y
presentadlas al fin de la reunión.—
El Evangelismo, 349, 350
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