Página 219 - La Temperancia (1976)

Basic HTML Version

Eliminad la tentación
215
apetito. Los que tratan de reformarse están circundados diariamente
por la tentación. La terrible sed del borracho exige ser satisfecha.
Por todas partes hay fuentes de destrucción. ¡Ay, cuán a menudo
su fuerza moral es vencida! ¡cuán a menudo sus convicciones son
silenciadas! El bebe y cae. Siguen noches de libertinaje, días de
estupor, imbecilidad y miseria. Así, paso a paso, la obra prosigue,
hasta que el hombre que una vez fuera un buen ciudadano, un esposo
y padre bondadoso, parece haberse convertido en un demonio.
Imaginemos que esos funcionarios que al comienzo [del año]
concedieron licencia a los traficantes de bebidas, pudiesen [al fin
del año] contemplar un cuadro fiel de los resultados del expendio
de bebidas realizado en virtud de esa licencia. Está abierta ante
ellos en sus asombrosos y terribles detalles, y ellos saben que todo
[182]
responde a la realidad. Allí están los padres, madres e hijos cayendo
bajo la mano del asesino; allí están las miserables víctimas del frío
y del hambre y de sucias y repugnantes enfermedades, criminales
encerrados en oscuros calabozos, víctimas de la locura torturados
por visiones de enemigos y de monstruos. Allí están los padres de
cabellos grises lamentando a los que fueran hijos promisorios y
bellas hijas descendidos prematuramente a la tumba. ...
Día tras día los clamores de agonía arrancados de los labios de
la mujer e hijos del borracho ascienden al cielo. Todo esto es lo que
el vendedor de bebidas puede añadir a sus ganancias. Y esta obra
infernal se realiza ¡bajo el amplio sello de la ley! Así se corrompe
la sociedad, los presidios y las cárceles están atestados de pobres
y criminales y la horca es provista de víctimas. El mal no termina
con el borracho y su infeliz familia. Las cargas de los impuestos
aumentan, la moralidad de la juventud corre peligro, así como la
propiedad y hasta la vida de cada miembro de la sociedad. Pero
por más vívidamente que se presente el cuadro, nunca alcanzará
a describir la realidad. Ninguna pluma humana puede bosquejar
completamente los horrores de la intemperancia.
Si el único mal derivado de la venta de bebidas alcohólicas fuese
la crueldad y la negligencia manifestada por los padres intemperantes
hacia sus hijos, esto solo debería bastar para condenar y destruir
su expendio. No sólo el borracho hace miserable la vida de sus
hijos, sino que mediante su pecaminoso ejemplo los guía también
a ellos por la senda del crimen. ¿Cómo pueden hombres y mujeres