Página 258 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
la luz sobre otros asuntos. Quien viola las obligaciones morales en
la cuestión de la comida y el vestido, prepara el camino para violar
las demandas de Dios en lo que se refiere a los intereses eternos. ...
El pueblo al que Dios está conduciendo debe ser peculiar. Sus
integrantes no han de asemejarse al mundo. Pero si obedecen las
directivas de Dios, cumplirán con los propósitos de él y le rendirán su
voluntad. Cristo morará en el corazón. El templo de Dios será santo.
Vuestro cuerpo, dice el apóstol, es el templo del Espíritu Santo.
Llamados a obedecer las leyes naturales
—Dios no exige que
sus hijos se nieguen a sí mismos en perjuicio de su fortaleza física.
Les pide que obedezcan las leyes naturales para que preserven la
salud física. Señala el camino de la naturaleza, que tiene cabida para
todo cristiano. Con mano generosa Dios ha provisto para nosotros
una variedad de ricas gracias para nuestro sustento y regocijo. Pero
a fin de que disfrutemos del apetito natural, que preservará la salud y
prolongará la vida, lo restringe. El Señor dice: Cuidado; refrenadlo
y negaos al apetito antinatural. Si fomentamos un apetito pervertido,
violamos las leyes de nuestro ser y asumimos la responsabilidad
por el abuso de nuestros cuerpos y por las enfermedades que nos
sobrevengan.—
Testimonies for the Church 3:62, 63
.
Una cuña efectiva para entrar
—He sido informada por parte
de mi guía que aquellos que creen la verdad, no solamente deben
practicar la reforma pro salud, sino que deben enseñarla diligente-
mente a otros; porque será un agente por cuyo intermedio la verdad
puede ser presentada a la atención de los no creyentes. Ellos razo-
narán que si tenemos ideas tan seguras con respecto a la salud y la
temperancia, debe haber algo en nuestra creencia religiosa que vale
la pena ser investigado. Si nos apartamos de la reforma pro salud,
perderemos mucho de nuestra influencia sobre el mundo exterior.—
El Evangelismo, 339
.
Las disertaciones sobre temperancia llegarán a muchos
Se ha de prestar cuidadosa atención para ayudar a los que están
esclavizados por los malos hábitos. Deben oír disertaciones de la
Palabra de Dios en lo que concierne a la temperancia. Debemos
conducirlos a la cruz de Cristo. Personas que hacía casi veinte años
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que no entraban en una iglesia han asistido a tales reuniones y se
han convertido. El resultado fue que desecharon el té y el café, el
tabaco, la cerveza y las bebidas embriagantes. En su carácter se