Página 261 - La Temperancia (1976)

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Mediante la voz—una parte de nuestro mensaje evangélico
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Sin acobardarse por el ridículo
—Nuestros ministros debieran
llegar a considerar con inteligencia este asunto. No debieran igno-
rarlo, ni ser apartados por los que los llaman extremistas. Averigüen
ellos lo que constituye la verdadera reforma pro salud, y enseñen
sus principios, tanto por precepto como por un ejemplo sereno y
consecuente. Debiera darse instrucción sobre la salud y la temperan-
cia en nuestras grandes reuniones. Buscad despertar el intelecto y la
conciencia. Poned en servicio todo talento disponible y continuad
la obra con publicaciones sobre el tema. “Educad, educad, edu-
cad”, es el mensaje con el cual se me ha impresionado.—
Christian
Temperance and Bible Hygiene, 117
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