Página 279 - La Temperancia (1976)

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Apéndice A—Elena G. de White, propulsora de la temperancia
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Bien, de la mejor clase de gente asiste a nuestras reuniones en
Williamstown. El Sr. Press y su esposa asistieron a algunas de las
reuniones del congreso, y dijeron que la Biblia ahora es un libro
nuevo para ellos. Ven que está lleno de verdad preciosa que es un
regalo para el alma.—
Manuscrito 6, 1894
.
Manteniendo las relaciones
—La Sra. Press, presidenta de la
Unión de Mujeres Cristianas de Victoria, y la Sra. Kirk la secretaria,
su hermana y dos señoras de edad, con la sobrina de la Sra. Press,
han almorzado con nosotros. Nos relacionamos con la Sra. Press y la
Sra. Kirk en Melbourne; acaban de haber asistido a una convención
de temperancia en Sidney. Nuestra entrevista fue agradable, y ahora
han salido en nuestro carruaje a ver el campo, mientras yo continúo
escribiendo. Espero que estas hermanas sean llevadas a un conoci-
miento de la verdad. Anhelamos ver a aquellos que son inteligentes,
convertidos y de pie en la vindicación de la verdad.—
Manuscrito
30, 1893
.
Reuniones sobre temperancia, al aire libre, en Nueva Zelan-
dia
—Algunos de los oyentes quedaron muy entusiasmados con el
tema. El alcalde, el policía y varios otros dijeron que era, con mucho,
el mejor discurso sobre temperancia evangélica que habían oído.
Lo declaramos todo un éxito, y decidimos que celebraríamos una
reunión similar el siguiente domingo por la tarde. Aunque el cie-
lo estaba nublado y amenazaba llover, tuvimos éxito y hubo más
público que el domingo anterior. Hubo un gran número de jóvenes
que escucharon embelesados. Algunos de ellos estuvieron tan serios
como una tumba. Fue una ocasión especial. Había habido una carre-
ra de caballos de dos días y una exposición de ganado. Esto había
interesado a la gente hasta tal punto, que temí que no tuviéramos
tan buen auditorio. Se había hablado de la exposición de agricultura
y ganadería durante semanas y se habían hecho preparativos para
ella. Bien, esa fue mi oportunidad de hablar a aquellos a quienes
no habría tenido la ocasión de hablar si no hubiera sido por esta
circunstancia especial.
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Un jovencito, de unos 17 años de edad, lloró como una criatura
cuando leí un artículo de cómo un jovencito de 17 años fue inducido
a entrar en una cantina, bebió su primer vaso de licor, y eso hizo
lo que siempre hará: lo enloqueció momentáneamente. Después
de tomar ese licor, el jovencito no recordaba nada de lo que había