Página 304 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
madres. Cuando presentaron sus hijitos a Jesús, él dijo: “Dejad a los
niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino
de los cielos”. Padres, comprended esto; las puertas están abiertas
de par en par.
El tono de la voz que usáis es un medio de educar a vuestros hijos.
Nadie sabrá nunca todas las molestias que dan las manecitas. Madres
hay Uno que sabe todo—es el Dios del cielo. Madres, cada día que
cumplís vuestros deberes, las palabras: “Vencedora por medio de
Cristo” se escriben frente a vuestros nombres. ¿Qué barreras vais a
levantar contra sus almas [de los niños]? Si hacen algo malo, no los
amenacéis con la ira de Dios, sino presentadlos a Cristo en vuestras
oraciones. Sea vuestro hogar tan atrayente como podáis. Descorred
las cortinas y permitid que entre el médico del cielo, que es la luz del
sol. Queréis paz y quietud en vuestros hogares. Queréis que vuestros
hijos tengan bellos caracteres. Haced que vuestros hogares sean tan
atractivos como para que ellos no deseen ir a la taberna. Mostradles
las flores y las hojas de los árboles. Decidles que Dios hizo cada
brizna de hierba y dio sus bellos matices a cada flor. Decidles que
aquí está la expresión del amor de Dios para ellos, que ésa es la voz
de Dios que les dice que él los ama.
Hogares como el de Abrahán
—Queréis que vuestros hogares
sean como el de Abrahán. El condujo su casa tras sí. Les enseñó a
obedecer las órdenes de Dios. Madres, esas son las lecciones que
debéis enseñar pacientemente a vuestros hijos. No podéis permitiros
pasar tiempo estudiando las modas del día. Enseñadles que son
propiedad de Cristo. Hoy estamos haciendo nuestros caracteres.
Jóvenes, señoritas, hoy estáis determinando vuestro destino futuro.
Dejad que penetre Cristo. El os preservará de la tentación.
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El tabaco está minando el organismo de muchos. Está entrando
en los fluidos y las partes sólidas del cuerpo. Hemos conocido adictos
del tabaco que fueron curados de ese hábito vil. Mi esposo y yo
fundamos una institución de salud en Norteamérica. Era alarmante
el testimonio de los que trataban a los pacientes de tabaquismo.
Contaban de las alarmantes emanaciones en los baños y en las
sábanas de los tratamientos. Pero se los colocó sobre una sólida roca.
Hemos visto salir con seguridad a muchos que decían que no podían
vencer.